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La ventilación mecánica: una esperanza de riesgo ante la COVID-19

Dentro de la esperanza de vida de frente al coronavirus, la ventilación mecánica requiere de especialistas que sepan cómo intubar a los pacientes que lo sufren. El presente trabajo periodístico es resultado de la Beca de Periodismo de Soluciones 2020  con el apoyo de la Fundación Gabo, Solutions Journalism Network y Tinker Foundation

Carlos Antonio Sánchez, Samedi Aguirre, Evelyn C. Ayala y Michelle Morelos formaron una serie de artículos en relación a la ventilación mecánica dentro del contexto de la COVID-19. Hoy en Sucursal Fauces hacemos un breve resumen de las dos publicaciones 

El respiro artificial es un paso inevitable para los pacientes con COVID-19, quienes necesitan que los seden a fin de aminorar el dolor que produce la intubación; ésta se traduce en la colocación de un tubo de plástico flexible en la tráquea, por lo que es condición obligatoria que sean profesionales experimentados los que la lleven a cabo.

Sin embargo, la saturación de hospitales y el colapso del sistema médico en México, ha hecho casi imposible que las intubaciones se lleven a cabo por expertos, especialmente cuando en el país sólo existen 119 médicos especialistas por cada 100 mil habitantes, sumado a que la mayoría de ellos residen en la ciudad de México, ello conforme a la Gaceta Médica de México.

Foto: Pixabay.

Al Síndrome de Dificultad Respiratoria Aguda (SDRA) de los pacientes con coronavirus, se suman las secreciones y la inflamación del tejido pulmonar, por lo que no se inflan de manera correcta. Ello da pie a que el ventilador introduzca aire a una presión mayor a la normal, así como a un reto para el personal sanitario a cargo.

Igualmente, el hecho de que los pacientes tengan obesidad, diabetes, sobrepeso o hipertensión complica aún más la enfermedad. Siendo México un país rebasado por dichas epidemias, se reporta que los pacientes obesos tienden a morir de manera más rápida por el exceso de grasa que provoca que sus pulmones se compriman más y, por ende, que se expandan de manera natural.

Sin embargo, sin la asistencia ventilatoria, los órganos de este tipo de pacientes podrían colapsar al no existir intercambio de gases de manera adecuada y, con ello, faltaría oxígeno para el torrente sanguíneo.

Dentro de la actual problemática en el sistema de salud, se han intubado y ventilado mecánicamente a pacientes con permisos firmados por sus familias, al ser cada minuto valioso. En paralelo, también no sólo se habla de ventiladores, sino del equipo médico que los maneja, en los que existen factores primordiales que deben tener en cuenta como: el volumen del aire (oxígeno que entra a los pulmones), la frecuencia con la que lo hace, la Presión Positiva al Final de la Respiración (PEEP por sus siglas en inglés), más la fracción inspirada de oxígeno (FiO2).

Foto: Pixabay.

Los médicos calculan que dicho volumen a programarse desde el ventilador debe hacerse con base en la estatura del paciente, al encontrarse éstos en el espacio del tórax, de las costillas. En tanto que la PEEP, se calcula con el índice de masa corporal  del paciente.

Es riesgo de la ventilación mecánica consiste en el riesgo de desarrollar lesiones pulmonares; en un paciente crítico con COVID-19 las condiciones pulmonares exigen presiones muy altas, por lo que puede tener consecuencias en la salud de los pacientes si no se vigilan adecuadamente. Sólo puede disminuir si éstos son atendidos por médicos sumamente capacitados en ventilación mecánica, conocimiento que lleva años de práctica, además de conocer la anatomía del cuerpo y sus variantes.

Por si fuera poco, otro problema se suma a la falta de experiencia en materia de ventilación y éste reside en su programación, que en manos no expertas puede generar lesiones.

Foto: Pixabay.

¿Qué deben tener los ventiladores mecánicos para mantener con vida a un paciente?

Ello reside en celdas de oxígeno, electroválvulas e incluso un humidificador, que deben cumplir con los estándares de calidad  y la normatividad señalada por las autoridades sanitarias, además de mantener dichos estándares a lo largo de 15 días, es decir, el tiempo promedio que requiere un paciente con coronavirus para poder respirar de nuevo por cuenta propia. Sin embargo, las partes de un equipo de ventilación varían conforme a su fabricante y su método de diseño, en el que debe ser una constante el que cuente con humidificador, ya que éste calienta el aire tal cual lo haría la nariz.

También debe contar con un filtro antibacterial para evitar la difusión del virus por medio de los tubos que están conectados al paciente. En resumen, un equipo de ventilación puede ser altamente invasivo, por lo que si falla, es más probable que cause daños en lugar de beneficios.

Hasta el momento, el gobierno federal reconoce que la COVID-19 evidenció no sólo la importancia de fortalecer los sistemas públicos de salud, sino también que es impostergable atender el problema agudo que existe en materia de enfermedades crónicas, así como la importancia de emprender acciones que involucren a la ciencia de la mano de la comunicación.

*Puedes leer las dos publicaciones completas en el siguiente par de ligas: 1 y 2 de Animal Político.

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