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Razones por las que tu salud mental y derechos humanos van de la mano

Debe existir una consulta y acercamiento a la gente para saber sus problemáticas, tarea de la que ya existen talleres con dispositivos de información que intervienen, forman e integran a las personas en respeto a sus garantías individuales

Atender 24/7 a familiares con discapacidad psicosocial puede resultar totalmente imposible en miles de hogares mexicanos, por lo que el Estado mexicano está obligado a generar condiciones para que las personas puedan decidir cómo, con quién y de qué manera tomar las riendas de su vida, para los que debe existir una política de estado y no dejar toda la responsabilidad en las familias, comentó Carlos Ríos Espinosa, investigador de Human Rights Watch para W Radio el pasado 27 de julio.

Finalmente la iniciativa de Ley de Salud Mental promovida por la bancada del Partido del Trabajo no logró colarse en sesión extraordinaria al Pleno del Senado el pasado 28 de julio en gran parte gracias a personas, organizaciones no gubernamentales y organizaciones de la sociedad civil que luchan y están al día sobre el tema como lo son Documenta, Cencos, Yo También, Clínica Condesa, Disability Rights International (DRI México), entre otras.

Foto: Pixabay

Sin embargo, el hablar sobre salud mental a través de leyes y de políticas públicas más claras a penas comienza a esbozarse en el panorama mexicano cuando el regularla se convierte en un diálogo previo que ayude a conocer  a fondo el entorno que rodea al tema, sus implicaciones e impactos y dónde se ponen los dineros, pues en salud mental se gasta poco y se gasta mal. Al respecto, Ángel Salvador, coordinador de Prevención de la Tortura en la organización civil Documenta expuso que:  «Hay que dar importancia al primer nivel de atención y tomar en cuenta que se necesitan ley y buenas políticas públicas, así como inversión en salud mental, especialmente cuando sólo el 2% del presupuesto de salud se destina a salud mental».

Conforme a Carlos Ríos, gran parte de ese 2% se invierte en psiquiátricos, como si todo el problema residiera en la institucionalización de las personas, cuando existen otras aristas como el que una persona pueda tener una dificultad psicosocial y requiera ese tipo de apoyo, mas no de internamiento y para ello se requiere que el presupuesto agendado se distribuya en los lugares necesarios.

Por su parte, el especialista en justicia para personas con discapacidad, Víctor Lizama enfatiza que el proceso de iniciativa de Ley de Salud Mental puede comenzar en el Senado, pero debe existir una consulta y acercamiento a la gente para saber sus problemáticas, tarea de la que ya existen herramientas que fortalecen esos vínculos de comunicación como lo son los talleres con dispositivos de información que intervienen, forman e integran a las personas en respeto a sus garantías individuales, de otra forma sólo sería simulación.

Políticas Públicas en Salud Mental

La lección que dejó la batalla a favor de una salud mental con derechos es que se requiere de una política integral de respeto a éstos, para lo que se requiere una visión más amplia no solamente en casos graves, pues hay matices que deben ser atendidos evitando a toda costa el ir en contra de la  dignidad de las personas. De haberse aprobado la Ley Bañuelos en el Senado, Ríos Espinosa comentó que ello hubiera implicado problemas de afectación a la libertad de las personas, la ausencia de derechos humanos y detenciones arbitrarias con el mero hecho de que alguien considerara que una persona tuviera un trastorno, al grado en que la privación de su libertad fuese de manera indefinida por parte del sector salud por más de 72 horas.

Otra tarea que deja el paro a la iniciativa Bañuelos es el tema de derecho a la salud mental de personas que se encuentran institucionalizadas en centros psiquiátricos, que además es actualmente peligroso al encontrarnos en medio de la pandemia de coronavirus. Dichas personas tienen derecho a vivir e incluirse en la comunidad, además de hacerlo en favor de su salud física y mental, por lo que la reforma que se logre en algún momento debe involucrar a todos los actores, como lo es el sector salud que en ningún momento dió su opinión en relación a la Ley Bañuelos, incluso cuando estuvo a un día de colarse al periodo extraordinario en el Senado.

Como tal la Ley General de Salud sólo dedica un párrafo a la Salud Mental y el tiempo para discutir sobre estos temas ha llegado e involucra también a quienes se encuentran en los ramos de la salud, de la academia, a los expertos, a las ONG´s y a las OSC.

Conforme a éstos últimos las iniciativas de ley relacionadas a la salud mental deben contar con un proceso de consulta extensa, que evite los internamientos involuntarios, a manera de que las políticas públicas relacionadas sean basadas en derechos humanos, así como en la visión de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que comparte que las personas con discapacidades psicosociales pueden recobrar el significado y el sentido de su vida a través del proceso de recuperación y no de que son enfermos con síntomas psiquiátricos que no saben qué hacer de su vida y que por eso se les va a internar y abusar de ellos.

En ese sentido, Ríos Espinosa, señaló que es la inclusión con derechos y no sólo mirada médica y biomédica de tratamiento la que puede dar un enfoque más amplio para el que se necesita tiempo y estudios de cómo se logra cambiar política pública violaciones en contra de voluntad de las personas y en la legislación de la salud mental queda pendiente la Ley de Prevención del Suicidio que promovió la senadora Mónica Fernández Balboa en septiembre de 2019. 

Gabriela Estrada Espínola es licenciada en Comunicación por la Universidad Simón Bolívar y Maestra en Periodismo sobre Políticas Públicas por el Centro de Investigación y Docencia Económicas, CIDE. Ha colaborado en diversos medios y agencias de publicidad. Twitter: @GabaMaiden

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Lo que nunca te contaron de la ley de Salud Mental en México

La iniciativa de ley de salud mental en México es conocida como Ley Bañuelos por ser liderada por Geovanna del Carmen Bañuelos del Partido del Trabajo (PT), así como por parte de su bancada

Hablar de salud mental en un contexto marcado por la pandemia de coronavirus, en poco tiempo nos ha hecho saber que el impacto del encierro ha derivado en casos de depresión, de insomnio y de una sobre exposición a plataformas como Zoom, que han causado casos de cansancio y de hartazgo en entornos laborales o peor aún, de poca accesibilidad para poder avanzar en ambientes escolares.

Vivir en carne propia el encierro durante un largo e incierto periodo hace posible que cuestionemos las hospitalizaciones de pacientes con discapacidad psicosocial (psiquiátricos), sabiendo que un tratamiento efectivo no puede basarse en internamientos arbitrarios que rompan con los vínculos sociales o que no permitan a esas personas estar cerca de quienes aman.

Ilustración: Cortesía de Documenta A.C.

En entrevista para Sucursal Fauces, Diana Sheinbaum Lerner, coordinadora del Programa de Discapacidad y Justicia de Documenta, explicó que a nivel internacional los espacios de encierro, especialmente en un momento marcado por el coronavirus, se reportan como focos rojos, para lo que citó como ejemplo a los geriátricos europeos en los que el 50% de sus habitantes muere, primeramente por ser parte de la población de riesgo, aunque también en parte por la falta de espacio suficiente para mantener una sana distancia y evitar contagios de COVID-19. 

Sheinbaum Lerner señala que el compartir insumos y vivir en condiciones deplorables de higiene habría de generar acciones preventivas especialmente cuando se habla de espacios como los psiquiátricos en los que la iniciativa de Ley de Salud Mental propuesta por el Partido del Trabajo (PT) constituye no sólo una amenaza a los derechos humanos de los pacientes con discapacidad social, sino también un atentado en contra de su salud física y mental al no existir los espacios ni las condiciones para que éstos sean institucionalizados.

Ilustración: Cortesía de Documenta A.C.

Que los hospitales psiquiátricos estén al amparo de la pandemia, no habla de nada bueno, mucho menos cuando las organizaciones y defensores en favor de mejores servicios y leyes sobre salud mental, exponen que la Secretaría de Salud nunca se ha hecho responsable directa de los psiquiátricos y, por el contrario, reporta como responsables directas a las secretarías estatales. El resultado, no es el mejor, enfatiza Diana Sheinbaum, pues ello fragmenta instituciones y responsabilidades, además de evitar la transformación de la que nadie se ha hecho responsable, derivando en vacíos institucionales y en la falta de liderazgo.

Por ello, Diana Sheinbaum, señala que la Ley Bañuelos va en contra de los derechos humanos, además de cuestionar el hecho de que ésta llegara tan pronto al Pleno, dando señales de que alrededor de ella existe poco formalismo conforme a los procesos y lineamientos del mismo Senado. Es decir, cuestiona que si la iniciativa tuvo modificaciones ¿qué versión pudo haberse aprobado en ése inter, cuando primero tenían que votarla en la Comisión de Salud?

Conforme a dichas inconformidades e inquietudes Disability Rights International (DRI), Yo También, Documenta, así como otras organizaciones y defensores de derechos humanos han expresando su descontento, además de insistir en la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU. 

Ilustración: Cortesía de Documenta A.C.

En México el modelo es psiquiátrico, de asilo, por lo que Documenta enfatiza que la transición va más allá del marco normativo, además de hacer hincapié en que no se necesita una reforma legislativa sino poner en práctica servicios de salud mental que se integren al primer nivel de atención, que significa que todas las personas cuenten con la oportunidad de que en sus centros de salud exista atención a la salud mental, asumiendo de una vez por todas que la salud mental no va separada de la salud física, tema que la iniciativa Bañuelos ignora.

Sin embargo sus omisiones no parecen tan inocentes, toda vez que se conforma como una iniciativa de Ley plagada de estigmas y de prejuicios en torno a la salud mental cuando sus impulsores tienen una visión de la condición del individuo limitada y una demanda de ley que estigma y segrega.

En 2014 es mismo CDPD de la ONU exhortó al Estado mexicano a eliminar las medidas de seguridad que implican tratamiento médico-psiquiátrico forzoso en internamiento y, en su lugar, promover alternativas que fueran respetuosas de los artículos de la Convención. También hizo la invitación a derogar la legislación que permitiera la detención basada en la discapacidad, así como asegurar que todos los servicios de salud mental se suministraran con base en el conocimiento libre e informado.

Los peligros de la institucionalización que promueve la iniciativa Bañuelos, conforme a Documenta, pueden derivar en:

  • Abusos a personas usuarias del sistema de salud mental como lo son niñas, niños y adolescentes
  • Detención arbitraria
  • Abuso físico
  • Abuso sexual
  • Esterilizaciones forzadas
  • Uso de sujeciones físicas
  • Uso de sujeciones químicas
  • Aislamiento
  • Negación de atención médica

En resumen, en un trato cruel, inhumano y degradante, tortura.

Dicha iniciativa está por ser votada el próximo miércoles 29 de julio en el Senado y ello constituye una violación a los derechos humanos de la que hay que estar al pendiente sabiendo que el encierro no es buen compañero para nadie.

Gabriela Estrada Espínola es licenciada en Comunicación por la Universidad Simón Bolívar y Maestra en Periodismo sobre Políticas Públicas por el Centro de Investigación y Docencia Económicas, CIDE. Ha colaborado en diversos medios y agencias de publicidad. Twitter: @GabaMaiden

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Ley de Salud Mental en México, aprobación con serias implicaciones

Con esta ley cualquier familiar podría decidir sobre el tratamiento de una persona con alguna condición de salud mental e incluso internarlo sin considerar su voluntad, señalan asociaciones civiles como “Yo También” y “Documenta”

El pasado 24 de marzo la Comisión de Salud del Senado aprobó un dictamen para crear una Ley General de Salud Mental que asociaciones civiles apuntan como violatoria de derechos humanos, al corroborar que no construye servicios  de salud mental basados en la inclusión comunitaria y el pleno respeto de derechos humanos.

Estar al tanto de este tipo de iniciativas es un tema que nos compete a todos y no sólo por ser parte de la coyuntura de la pandemia que ha desvelado (aún más) el estado deplorable tanto de la salud pública, como de la salud mental pública en México. Las asociaciones civiles «Documenta» y «Yo También» subrayaron que la toma de decisiones que hizo el Senado en relación a cómo llevar las riendas de la salud mental a través de una Ley, fue por unanimidad, sin discusión de por medio y sin ningún tipo de consulta a la sociedad civil.

La Iniciativa de Ley fue propuesta por las senadoras Alejandra León Gastélum, de Morena; Joel Badilla Peña, Cora Cecilia Pinedo Alonso, Nancy de la Sierra Arámburo, Geovanna del Carmen Bañuelos y Miguel Ángel Lucero Olivas, estos seis últimos son integrantes del Partido del Trabajo (PT). Su objetivo es aprobar durante el segundo periodo extraordinario de sesiones del Congreso una iniciativa de Ley General de Salud Mental. La iniciativa ha sido liderada por la senadora Geovanna del Carmen Bañuelos, quien a recientes fechas ha ofrecido reuniones de trabajo con organizaciones que, tras su asistencia, resumieron que sólo es una mera pantalla que intenta ocultar que la voz de defensores de derechos humanos fue ignorada al aprobar la iniciativa.

Foto: Pixabay.

Justo los defensores de derechos humanos, han insistido en que dicha legislación debe ser detenida por la gravedad de algunos de sus planteamientos, pues básicamente promueve un modelo de atención basado en una visión biomédica que invisibiliza y aísla a las personas usuarias por verlas como objetos de tratamiento y no como sujetos de derechos, además de que viola derechos como el derecho a la igualdad y la no discriminación, al igual reconocimiento como persona ante la ley, los derechos a la libertad y seguridad, a la integridad personal y a brindar consentimiento informado previo a cualquier intervención.

Las personas usuarias y ex usuarias de los servicios de salud mental, colectivos y organizaciones defensoras son quienes han velado por los intereses de la ciudadanía al oponerse a la aprobación de dicha ley. Para ello, han exigido que sea detenida y, en su lugar, se escuche su propuesta de reformar la Ley General de Salud para construir servicios de salud mental basados en la inclusión comunitaria y el pleno respeto de derechos humanos.

Incluso Diana Sheinbaum Lerner, coordinadora del Programa de Discapacidad y Justicia de Documenta, comentó en entrevista para diferentes medios que su organización redactó una carta en la que buscó firmas de adhesión para parar los intentos de avance de esta ley, al considerar la continuidad que impulsa de un modelo de atención en el que las personas usuarias del sistema de salud cuentan con limitados derechos fundamentales, como lo es el decidir sobre su propio tratamiento. Sheinbaum Lerner enfatizó que con esta ley cualquier familiar podría decidir sobre el tratamiento de una persona con alguna condición de salud mental e incluso internarlo sin considerar su voluntad.

Foto: Pixabay.

Sin embargo, sí existen opciones toda vez que la misma Constitución mexicana lo avala a través del marco de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, sin contar que también es avalada por el Estado Mexicano. Por ello, los defensores en derechos humanos al tanto de la iniciativa señalan que la iniciativa no sólo es violatoria del artículo 12 sobre la capacidad jurídica, sino también en lo relacionado al número 14, que señala que no se puede privar de la libertad a una persona por tener una discapacidad.

Cuando el internamiento no es la única alternativa terapéutica, cuestionar este tipo de iniciativas forma parte de exigir servicios adecuados y respetuosos de los derechos de quienes los necesitan. Sin embargo, en México el eje de atención de salud mental ha sido por años el del hospital psiquiátrico, que es un modelo de asilo. Diana Sheinbaum señala que la transición puede darse más allá del marco normativo, no necesariamente a través de una reforma legislativa sino en la práctica con servicios de salud mental que se integren al primer nivel de atención.

Con primer nivel de atención se hace referencia a que sin importar en qué parte o estado de la República Mexicana se viva, toda persona cuente con acceso a la salud y que en cada centro sanitario, se cuente con acceso a tratamientos y atención indicada en materia de salud mental, especialmente cuando la salud mental, no va separada de la física, hecho que la iniciativa de Ley sigue sin tomar en cuenta.

Gabriela Estrada Espínola es licenciada en Comunicación por la Universidad Simón Bolívar y Maestra en Periodismo sobre Políticas Públicas por el Centro de Investigación y Docencia Económicas, CIDE. Ha colaborado en diversos medios y agencias de publicidad. Twitter: @GabaMaiden

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Experiencia internacional apunta a un regreso a la normalidad inseguro por falta de pruebas de COVID-19

La incertidumbre y subestimación de muertes por coronavirus sólo ha permitido hacer comparativos equívocos entre naciones, al no detenerse a comprender cómo se comporta el virus por región y no definir un panorama más claro en materia de políticas públicas

La magnitud de la epidemia sigue oculta  y, ante ello, la certeza de la cantidad de contagios queda en las pruebas de COVID-19 y en el rastreo de contactos. Con base en información provista a finales de abril de 2020, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) señaló que México es el país que realiza menos pruebas para detectar coronavirus.

Para subrayar la importancia de que se realicen las pruebas, el internacionalista y Doctor en Políticas Públicas, Mauricio Meshoulam compartió recientemente en una entrevista para medios, que éstas pueden ayudar a comprender de mejor manera cómo se comporta la COVID-19, además de definir un panorama más claro de hacia dónde se dirige, cuándo va a llegar la vacuna y cómo todo ello habría de guiar nuestro comportamiento, además de medir el impacto económico que el virus tiene en cada país.

Hasta el momento las autoridades sanitarias en México han reconocido que en los reportes oficiales diarios quedan fuera todas aquellas personas que murieron por COVID-19 sin hacerse la prueba, es decir, insisten en que sus cifras oficiales sólo reflejan los enfermos diagnosticados. Por si fuera poco, este lunes 6 de julio, el subsecretario de salud, Hugo López-Gatell informó que en las conferencias de prensa diarias ya no darán las cifras de nuevos contagios y muertes validadas en las últimas 24 horas y que comenzarán con “un nuevo esquema de comunicación”. En resumen, ya no contaremos con los números de evolución de la pandemia, cifras que no sólo se utilizan en México, sino a nivel mundial.

Foto: Twitter @DeniseMaerker
https://twitter.com/DeniseMaerker/status/1280350777618444288?s=08

Que dichas cifras se omitan en las ruedas de prensa nocturnas implica que ya no se mencionen los nuevos casos de contagio por día, ni las muertes reportadas o validadas durante esas veinticuatro horas. Éstas describen el avance del coronavirus en cada país. En contraste, las gráficas de la evolución de la pandemia en México que comparte el politólogo Sebastián Garrido a través de en su cuenta de Twitter, provienen de las bases de datos abiertos publicados por la Secretaría de Salud; las correspondientes al pasado domingo 5 de julio reflejan que tan sólo ese día se registraron 273 defunciones de pacientes por  COVID-19, hecho que significó el segundo incremento más grande para cualquier domingo desde que se publica la base de datos.

Retomando el tema de la relevancia de la aplicación de pruebas, Meshoulam señala que existen dos errores que se cometen a nivel global: el primero reside en hacer predicciones apresuradas y, el segundo, en hacer valoraciones sobre qué países lo están haciendo bien, cuando aún no se comprende todavía el efecto o el impacto dentro de los países. Para muestra, el internacionalista comentó sobre el caso de Suecia, país que siempre surgía como referencia al no haber usado confinamientos en su manejo sobre la crisis de coronavirus. Sin embargo, en comparativa con sus países vecinos, fue el que peor se ha comportado, el que más malos efectos ha tenido: más muertes, más contagios, al grado en que los funcionarios suecos están reconociendo que debieron haber seguido otros caminos.

Lo mismo menciona sobre la experiencia de Israel, país que había llevado bien todo el control y la gestión de la pandemia, al grado en que apuntaba a ser un caso por estudiarse a nivel mundial al haber tenido pocos decesos, hecho que a la fecha se mantiene. Aunque, a últimas fechas, está re-experimentando mayores brotes, motivo por el que sus servicios de salud se podrían colapsar en breve. Ello, conforme al recuento de Meshoulam, quien explicó que tan sólo en unos pocos días el panorama puede cambiar completamente la manera en la que se estudian los casos.

Foto: Twitter Sebastián Garrido @segasi
https://twitter.com/segasi/status/1279959347334914049

Considerando que cada país y economía vive un contexto, evolución y subestimación de muertes distinta respecto del virus, el contar con pruebas, acompañadas de estrategias de aislamiento y seguimiento de contactos puede marcar la diferencia.

La temporada de influenza comienza en octubre en el país, hecho que López-Gatell aprovechó para hacer énfasis sobre la gran posibilidad de que la pandemia de coronavirus se extienda hasta abril de 2021. Al lunes 6 de julio, en México, se reportaron 31,119 muertos y 261,750 casos confirmados acumulados de COVID-19, al tiempo que 17 estados se encuentran en estado de riesgo alto (naranja) y los 15 restantes continúan en semáforo rojo (alerta máxima). Mientras tanto, la ciudadanía mexicana sólo recibirá el número de contagios y de muertes acumuladas, restando claridad sobre el avance diario del virus en el país, al tiempo que todo lo  relacionado con las políticas económicas, políticas y de salud en relación a la pandemia parecen desdibujarse día a día. 

Gabriela Estrada Espínola es licenciada en Comunicación por la Universidad Simón Bolívar y Maestra en Periodismo sobre Políticas Públicas por el Centro de Investigación y Docencia Económicas, CIDE. Ha colaborado en diversos medios y agencias de publicidad. Twitter: @GabaMaiden

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Estudios de opinión pública, potencial herramienta para dimensionar la salud mental en tiempos de COVID-19

Las encuestas constituyen una pequeña radiografía de los efectos de la pandemia sobre la población, en las que emociones, vulnerabilidad y discriminación se han vuelto tema que habrían de considerar las políticas públicas contemporáneas

Sin duda, el coronavirus está afectando la salud mental de millones de personas y dejará secuelas que veremos en los próximos años y, posiblemente, décadas. ¿Cuántas veces ha sentido miedo de enfermarse de COVID-19? ¿Cuántas veces ha tenido una discusión con su pareja, hijos o algún familiar? ¿Cuántas veces ha tenido preocupaciones laborales o económicas?

El estrés, aislamiento social, pérdidas familiares, pérdidas laborales, económicas o temor a ser contagiado siguen impactando nuestras emociones y sentimientos a pesar de que los gobiernos ya están relajando gradualmente la cuarentena. Para tener un esbozo de cómo nuestra psicología ha sido afectada en los últimos meses, los estudios de opinión pública son una buena herramienta que pueden darnos una dimensión de este fenómeno.

Con el objetivo de ilustrar esto, hago uso de información obtenida a través de distintas encuestas en Argentina y, con ello, daré una pequeña radiografía. Primero, detallaré un poco del contexto de la pandemia, después mencionaré algunas emociones que han sentido las personas, posteriormente, continuaré con algunos datos sobre la situación de vulnerabilidad de la mujer y, finalmente, un dato sobre la discriminación.

Foto: Pixabay.

Todo comenzó el pasado 3 de marzo cuando se detectó el primer caso de COVID-19 en la capital Buenos Aires, el 20 del mismo mes el gobierno del presidente Alberto Fernández declaró la entrada en vigor en todo el país del “Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio” (ASPO). A partir de esa fecha, la sociedad argentina ha estado envuelta en la cuarentana más larga de la que sus ciudadanos tengan memoria.

Ante la pandemia, el miedo a enfermarse es el primer sentimiento que surge entre la población. El miedo es una reacción psicofisiológica de los seres humanos frente a un estímulo externo adverso, deriva en otras sensaciones como la desconfianza, preocupación, ansiedad y nerviosismo. La encuesta de la consultora Giacobbe & Asociados del 17 de junio de 2020 hecha a 2,500 personas con dispositivos móviles muestra que 75% de los argentinos tuvo algún nivel de miedo a la COVID-19. La mitad de los entrevistados estaba de acuerdo con prolongar la cuarentena hasta finales de julio, a pesar de que 56% de ellos afirmaron que su economía familiar no aguantaría otro mes.[1]

También, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) realizó una encuesta en 2,600 hogares argentinos, de ella se obtuvo que 36% de los adolescentes presentaron algún sentimiento negativo como estar asustado, angustiado o deprimido. En 20% de los hogares se identificó más enojos y discusiones entre los miembros de las familias que involucraban a los padres, hijos y demás habitantes del hogar.[2]

Foto: Pixabay.

Las mujeres argentinas han sido vulnerables en esta crisis. La encuesta de UNICEF señala que 51% de las mujeres entrevistadas mayores de 18 años expresó que, durante el aislamiento social, tuvo una mayor carga de las tareas del hogar. Las causas de la sobrecarga fueron la limpieza de la casa, la tarea de cuidados, la preparación de la comida y la ayuda con las tareas escolares. Por otro lado, datos del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad apuntan que, a partir del inicio de la cuarentena, tuvieron un incremento de 39% de llamadas telefónicas para brindar atención y orientación a mujeres sobre violencia de género.

Otro fenómeno social que está afectando a la ciudadanía es la estigmatización de padecer COVID-19. Una encuesta online de 1,200 entrevistas de Zuban Córdoba y Asociados muestra que ser portador o sospechoso de esta enfermedad está, en estos momentos, como una de las cinco razones por la que un ciudadano es discriminado en Argentina.[3]

La pandemia está generando sentimientos de ansiedad y estrés tóxico que deriva en daños a la salud mental de la población. Si bien el esfuerzo mayúsculo de los gobiernos ha sido tratar de contener el contagio del coronavirus, también deben incluir políticas públicas encaminadas a recuperar el estado emocional de los grupos más afectados. Generar acciones en el mediano plazo ayudará a evitar el incremento de conductas antisociales como el acoso, agresión, robo, discriminación, consumo de drogas, entre otros.

*Porfirio Cruz Vázquez es especialista en comunicación política y opinión pública.


[1]  El estudio puede consultarse en http://giacobbeconsultores.com/descargas/informeVI_junio_2020_covid19.pdf

[2] https://www.unicef.org/argentina/comunicados-prensa/covid-19-unicef-encuesta-percepcion-poblacion

[3] El estudio puede consultarse en https://zubancordoba.com/portfolio/informe-nacional-junio-2020/

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En la transformación de tu vida, tu cuerpo puede ser tu gran aliado

La pena, el miedo, los prejuicios, las condiciones físicas y el aislamiento, nos alejan de la transformación personal y, por ende, del cambio social, es entonces que el antídoto reside en el amor propio, empezando por la gran maquinaria que mueve a todos, el cuerpo

Sonya Renee Taylor es una activista humanitaria y de justicia social, además de fundadora del movimiento “El cuerpo no es una disculpa”, quien sostiene que para transformar al mundo se requiere el incómodo trabajo de transformarnos a nosotros mismos.

En un contexto como el que vivimos desde hace meses debido a la pandemia, una perspectiva como la de Taylor representa una herramienta valiosa por explotar, especialmente cuando se habla de impulsar el cambio social a través de la transformación personal. Sonya resalta en sus conferencias que gran parte de los cambios que ha logrado se dieron de manera accidental y, especialmente, dentro de áreas que le aterrorizaban, pero a través de las que miró los milagros ocurrir.

Siendo que somos humanos viviendo una experiencia humana, el concepto de “heroínas” y de “héroes” nos hace creer que existe una fórmula especial de la que unos pocos gozan, al tiempo que también nos provoca sentirnos solos, viviendo en aislamiento todo lo que nos ocurre, pensando en que es algo que sólo nos pasa a nosotros. En esos casos, Sonya Renee recomienda que se recuerde que se está viviendo una experiencia humana junto con otros humanos, pero especialmente, que tengamos en cuenta la fragilidad que nos compone, que nos une y que es parte de la jornada.

Foto: Pixabay.

“El cuerpo no es una disculpa” es un proyecto digital y una empresa hecha por Sonya Renee Taylor, misma que se dedica al cultivo del amor propio radical y al empoderamiento a manera de herramienta social y de transformación global. Ello, es motivo de que Taylor esté totalmente convencida de que no podemos cambiar al mundo, si primero no nos cambiamos a nosotras mismas (os), es decir, que no podemos salir a construir afuera lo que no hemos construído por dentro. Hacer la paz con nuestros cuerpos y los cuerpos de otros a través de la información, difusión y la construcción de comunidad, se puede adoptar en amor propio radical y traducirse en amor humano radical en acción y en servicio, pero especialmente en un mundo más equitativo y compasivo.

Si se analiza a fondo, el legado de esta activista humanitaria invita a estar consciente de que estar motivados desde el interior, provoca que se quieran hacer más cosas afuera; igualmente, mueve a saber que los cuerpos no son una disculpa de las carencias físicas que se tienen y que, al contrario, se cuenta con opciones para elegir. La vulnerabilidad y la empatía bajo este matiz, también es una invitación a preguntarse: ¿cuántas veces se ha usado al cuerpo como una disculpa para no merecer un lugar o una experiencia positiva?

Las narrativas de culpa, más allá de encapsular a las personas en un círculo continuo de miseria, pueden ser la excusa perfecta para plantearse y saber quién se es y, de una vez por todas, sentirse hermos@, sexy y poderos@, especialmente cuando el mundo afuera dicta quiénes habrían de ser y cómo verse para creer en ellos mismos. Sin embargo, cada individuo necesita contar con un espacio para sentirse bien, sin importar qué y es entonces momento de desvelar qué es lo que impide que ese bienestar provenga desde dentro: ¿pena? ¿miedo? ¿prejuicios? ¿aislamiento? ¿condiciones físicas? ¿condiciones de salud mental? Todos ellos mensajes de cómo el cuerpo de cada persona se presenta en el mundo y, en medio de todo ello, contar con la opción de vivir en un círculo interminable de excusarse de vivir con merecimiento para compartir las disculpas o de lanzarse a la experiencia de vivir el amor y la vida de manera radical.

Foto: Pixabay.

Hoy, Sonya Renee Taylor, podría ser su activista humanitaria favorita en el mundo, especialmente cuando recuerda que el amor propio no sólo cambia a las personas, sino que también es un pase para ir hacia el origen de las cosas, para tener nuevas ideas. “Un amor propio que se transforma, tiene el poder de cambiar nuestras realidades”, subraya Taylor. 

¿Alguien ha visto a un bebé preguntarse por qué tiene unas piernas muy gordas y, por qué no se le quitan? No, el bebé sólo disfruta de su estancia, entonces ¿cuándo se dejó ese enamoramiento y autoconfianza? Ese amor extremo que se necesita en tiempos extremos, como éste con toques de coronavirus por doquier, que necesita amor extremo para retar esas estructuras y experiencias extremas, sabiendo que los resultados de esa falta de amor propio no es sólo personal, sino de un mundo que le falta amor, una relación de empatía, justicia y compasión con otros cuerpos y que a su vez, tiene un impacto en lo político, en lo económico y en lo social. Taylor subraya que ése es el mundo que se vive ahora, un mundo al que le falta amor.

La invitación es encontrar ese algo que cambie y transforme lo político, lo económico y lo social en los sistemas en los que se vive como sociedad, teniendo en cuenta que la noción de amor radical es construir una manera de vivir diferente comenzando por uno mismo. A veces los sistemas nos engañan y nos hacen creer que son diferentes, pero en el fondo siguen siendo lo mismo. Es entonces que el amor propio se puede valer de ciertas herramientas para cambiar esos sistemas como lo son los medios, la tecnología, la justicia social, positividad corporal, desarrollo personal, economía y política, todo ello bajo un mismo marco: el amor propio radical para una transformación global.

Foto: Pixabay.

¿Por qué? Porque cómo una persona se siente, no puede estar separado de la justicia social, de la tecnología, de la economía, etcétera, pues pensar lo contrario sólo margina, al tiempo que empodera las visiones negativas de donde proviene. El contar con una perspectiva integral de uno mismo y del mundo, estimula el cambio social. La relación que se tiene de manera individual con el cuerpo, tiene un impacto personal, social y político.

La pena sobre el cuerpo, puede reconciliarse con el mundo en el que se vive a diario (género, raza, orientación sexual, estado mental actual). Los resultados de la opresión vienen desde los cuerpos y, conforme a esta autora, sin importar de la estructura de la que se hable, pues si algo se tiene en común entre las personas, es que todas cuentan con un cuerpo que vive una jornada diaria en la navegación del mundo.

Ejemplos de ello se han visto en el cotidiano a través del suicidio y la tasa que señala que los hombres son quienes más inciden en éstas; en las imágenes transmitidas por diferentes medios en las que se contempla que la juventud de color es más propensa a ser asesinada por la policía; en la violencia y odio que sufren las comunidades LGBTQ. Es el resultado de que la sociedad tenga conceptos negativos sobre esos cuerpos. ¿Cuántas presidentas y gobernadoras y líderes políticas han existido en el mundo, en comparación con el número de hombres que han detentado el poder? Y si extendemos la misma pregunta a otros sectores como: ¿cuántas personas con capacidades diferentes? ¿cuántas personas con una identidad de género distinta? Es decir, no vivimos problemas personales, son experiencias colectivas.

Foto: Pixabay.

El empoderamiento del cuerpo, empodera el mundo en el que se vive, pues va a favor de la paz, del respeto, del amor propio y de los principios de autonomía, al tiempo que desenmascara los ataques que van contra suya, de esas máquinas e imperios mediáticos que practican el terrorismo contra él. 

Finalmente, Taylor a través de su proyecto, comparte un texto de la filósofa y feminista estadounidense, Grace Lee Boggs: “La gente que está llena de odio en contra de sus opresores o aquella que sólo mira el ‘nosotros contra ustedespueden lograr una rebelión pero no una revolución. Por lo tanto, cualquier grupo que detente poder, sin importar qué tan oprimido sea, no va a actuar de manera diferente a sus opresores mientras no confronten los valores que han internalizado y, de manera consciente adopten diferentes valores.

Gabriela Estrada Espínola es licenciada en Comunicación por la Universidad Simón Bolívar y Maestra en Periodismo sobre Políticas Públicas por el Centro de Investigación y Docencia Económicas, CIDE. Ha colaborado en diversos medios y agencias de publicidad. Twitter: @GabaMaiden

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