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En la transformación de tu vida, tu cuerpo puede ser tu gran aliado

La pena, el miedo, los prejuicios, las condiciones físicas y el aislamiento, nos alejan de la transformación personal y, por ende, del cambio social, es entonces que el antídoto reside en el amor propio, empezando por la gran maquinaria que mueve a todos, el cuerpo

Sonya Renee Taylor es una activista humanitaria y de justicia social, además de fundadora del movimiento “El cuerpo no es una disculpa”, quien sostiene que para transformar al mundo se requiere el incómodo trabajo de transformarnos a nosotros mismos.

En un contexto como el que vivimos desde hace meses debido a la pandemia, una perspectiva como la de Taylor representa una herramienta valiosa por explotar, especialmente cuando se habla de impulsar el cambio social a través de la transformación personal. Sonya resalta en sus conferencias que gran parte de los cambios que ha logrado se dieron de manera accidental y, especialmente, dentro de áreas que le aterrorizaban, pero a través de las que miró los milagros ocurrir.

Siendo que somos humanos viviendo una experiencia humana, el concepto de “heroínas” y de “héroes” nos hace creer que existe una fórmula especial de la que unos pocos gozan, al tiempo que también nos provoca sentirnos solos, viviendo en aislamiento todo lo que nos ocurre, pensando en que es algo que sólo nos pasa a nosotros. En esos casos, Sonya Renee recomienda que se recuerde que se está viviendo una experiencia humana junto con otros humanos, pero especialmente, que tengamos en cuenta la fragilidad que nos compone, que nos une y que es parte de la jornada.

Foto: Pixabay.

“El cuerpo no es una disculpa” es un proyecto digital y una empresa hecha por Sonya Renee Taylor, misma que se dedica al cultivo del amor propio radical y al empoderamiento a manera de herramienta social y de transformación global. Ello, es motivo de que Taylor esté totalmente convencida de que no podemos cambiar al mundo, si primero no nos cambiamos a nosotras mismas (os), es decir, que no podemos salir a construir afuera lo que no hemos construído por dentro. Hacer la paz con nuestros cuerpos y los cuerpos de otros a través de la información, difusión y la construcción de comunidad, se puede adoptar en amor propio radical y traducirse en amor humano radical en acción y en servicio, pero especialmente en un mundo más equitativo y compasivo.

Si se analiza a fondo, el legado de esta activista humanitaria invita a estar consciente de que estar motivados desde el interior, provoca que se quieran hacer más cosas afuera; igualmente, mueve a saber que los cuerpos no son una disculpa de las carencias físicas que se tienen y que, al contrario, se cuenta con opciones para elegir. La vulnerabilidad y la empatía bajo este matiz, también es una invitación a preguntarse: ¿cuántas veces se ha usado al cuerpo como una disculpa para no merecer un lugar o una experiencia positiva?

Las narrativas de culpa, más allá de encapsular a las personas en un círculo continuo de miseria, pueden ser la excusa perfecta para plantearse y saber quién se es y, de una vez por todas, sentirse hermos@, sexy y poderos@, especialmente cuando el mundo afuera dicta quiénes habrían de ser y cómo verse para creer en ellos mismos. Sin embargo, cada individuo necesita contar con un espacio para sentirse bien, sin importar qué y es entonces momento de desvelar qué es lo que impide que ese bienestar provenga desde dentro: ¿pena? ¿miedo? ¿prejuicios? ¿aislamiento? ¿condiciones físicas? ¿condiciones de salud mental? Todos ellos mensajes de cómo el cuerpo de cada persona se presenta en el mundo y, en medio de todo ello, contar con la opción de vivir en un círculo interminable de excusarse de vivir con merecimiento para compartir las disculpas o de lanzarse a la experiencia de vivir el amor y la vida de manera radical.

Foto: Pixabay.

Hoy, Sonya Renee Taylor, podría ser su activista humanitaria favorita en el mundo, especialmente cuando recuerda que el amor propio no sólo cambia a las personas, sino que también es un pase para ir hacia el origen de las cosas, para tener nuevas ideas. “Un amor propio que se transforma, tiene el poder de cambiar nuestras realidades”, subraya Taylor. 

¿Alguien ha visto a un bebé preguntarse por qué tiene unas piernas muy gordas y, por qué no se le quitan? No, el bebé sólo disfruta de su estancia, entonces ¿cuándo se dejó ese enamoramiento y autoconfianza? Ese amor extremo que se necesita en tiempos extremos, como éste con toques de coronavirus por doquier, que necesita amor extremo para retar esas estructuras y experiencias extremas, sabiendo que los resultados de esa falta de amor propio no es sólo personal, sino de un mundo que le falta amor, una relación de empatía, justicia y compasión con otros cuerpos y que a su vez, tiene un impacto en lo político, en lo económico y en lo social. Taylor subraya que ése es el mundo que se vive ahora, un mundo al que le falta amor.

La invitación es encontrar ese algo que cambie y transforme lo político, lo económico y lo social en los sistemas en los que se vive como sociedad, teniendo en cuenta que la noción de amor radical es construir una manera de vivir diferente comenzando por uno mismo. A veces los sistemas nos engañan y nos hacen creer que son diferentes, pero en el fondo siguen siendo lo mismo. Es entonces que el amor propio se puede valer de ciertas herramientas para cambiar esos sistemas como lo son los medios, la tecnología, la justicia social, positividad corporal, desarrollo personal, economía y política, todo ello bajo un mismo marco: el amor propio radical para una transformación global.

Foto: Pixabay.

¿Por qué? Porque cómo una persona se siente, no puede estar separado de la justicia social, de la tecnología, de la economía, etcétera, pues pensar lo contrario sólo margina, al tiempo que empodera las visiones negativas de donde proviene. El contar con una perspectiva integral de uno mismo y del mundo, estimula el cambio social. La relación que se tiene de manera individual con el cuerpo, tiene un impacto personal, social y político.

La pena sobre el cuerpo, puede reconciliarse con el mundo en el que se vive a diario (género, raza, orientación sexual, estado mental actual). Los resultados de la opresión vienen desde los cuerpos y, conforme a esta autora, sin importar de la estructura de la que se hable, pues si algo se tiene en común entre las personas, es que todas cuentan con un cuerpo que vive una jornada diaria en la navegación del mundo.

Ejemplos de ello se han visto en el cotidiano a través del suicidio y la tasa que señala que los hombres son quienes más inciden en éstas; en las imágenes transmitidas por diferentes medios en las que se contempla que la juventud de color es más propensa a ser asesinada por la policía; en la violencia y odio que sufren las comunidades LGBTQ. Es el resultado de que la sociedad tenga conceptos negativos sobre esos cuerpos. ¿Cuántas presidentas y gobernadoras y líderes políticas han existido en el mundo, en comparación con el número de hombres que han detentado el poder? Y si extendemos la misma pregunta a otros sectores como: ¿cuántas personas con capacidades diferentes? ¿cuántas personas con una identidad de género distinta? Es decir, no vivimos problemas personales, son experiencias colectivas.

Foto: Pixabay.

El empoderamiento del cuerpo, empodera el mundo en el que se vive, pues va a favor de la paz, del respeto, del amor propio y de los principios de autonomía, al tiempo que desenmascara los ataques que van contra suya, de esas máquinas e imperios mediáticos que practican el terrorismo contra él. 

Finalmente, Taylor a través de su proyecto, comparte un texto de la filósofa y feminista estadounidense, Grace Lee Boggs: “La gente que está llena de odio en contra de sus opresores o aquella que sólo mira el ‘nosotros contra ustedespueden lograr una rebelión pero no una revolución. Por lo tanto, cualquier grupo que detente poder, sin importar qué tan oprimido sea, no va a actuar de manera diferente a sus opresores mientras no confronten los valores que han internalizado y, de manera consciente adopten diferentes valores.

Gabriela Estrada Espínola es licenciada en Comunicación por la Universidad Simón Bolívar y Maestra en Periodismo sobre Políticas Públicas por el Centro de Investigación y Docencia Económicas, CIDE. Ha colaborado en diversos medios y agencias de publicidad. Twitter: @GabaMaiden

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