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Formas en las que tu salud mental se relaciona con tu salud reproductiva

La salud reproductiva y la salud mental son temas que pocas veces se relacionan, pues no se piensan desde la política pública como una mancuerna para atender y prevenir factores biopsicosociales que crean puntos débiles y una mala salud mental para nosotras, las mujeres.

Cuando los servicios públicos de salud son muy limitados, somos testigos de cómo van dejando al último algunos problemas de salud mental y/o problemas reproductivos, que a la larga comprometen de diferentes maneras el bienestar del sector femenino. Ouch.

Por ello, es importante recordar que la salud mental está influenciada por circunstancias sociales en las que las mujeres tenemos un mayor riesgo de problemas de salud, ya sea porque nos enfrentamos a una gran carga familiar, a problemas de pobreza y a poca influencia en decisiones financieras.

Para cachar mejor la idea, es importante explicar entonces qué son los factores biopsicosociales, pues éstos influyen en el bienestar y en el desenvolvimiento de una persona cuando se habla de enfermedades, trastornos o de sus discapacidades.

Los factores biopsicosociales se dividen en tres tipos: los biológicos, relacionados a la genética y a lo físico; los sociales, que tienen que ver con el contexto cultural, entorno familiar, relaciones sociales y condiciones socioeconómicas; los psicológicos, como conductas, pensamientos y emociones.

Ilustración: Vía Julia Kotowski.

Comprenderlos ayuda a entender por qué crean vulnerabilidad y tendencia hacia una mala salud mental, pues suponiendo (por ejemplo) que se trata de un factor psicosocial relacionado a las condiciones socioeconómicas, hablamos de una persona que no tiene suficiente dinero o ingresos para acudir al médico y que, por ende, necesita de contar con programas que mitiguen los efectos negativos en su salud física y mental (estar enfermo no está muy padre que digamos).

Podemos encontrar un ejemplo actual en los casos de depresión posparto y en la reducción de la lactancia, que a su vez, explican los retrasos en el desarrollo que se observan en niños nacidos de mujeres con depresión, durante y después del embarazo. El estudio realizado por la Doctora Diane L. Putnick y publicado en la revista Journal of Affective Disorders, concluye que los médicos pueden reducir este riesgo ofreciendo tratamiento para la depresión durante y después del embarazo, además de asesorar a las nuevas mamás sobre cómo dar pecho a sus bebés con éxito.

Foto: StockSnap vía Pixabay.
Foto: StockSnap vía Pixabay.

Salud reproductiva y salud mental

La salud reproductiva es la capacidad de cada persona de tomar decisiones informadas, libres y responsables respecto de su reproducción, por lo que significa que tiene derecho a decidir información y acceso a métodos anticonceptivos seguros, además de acudir a servicios de salud que le ayuden a seguir procesos reproductivos sanos y seguros.

Los problemas de salud mental pueden desarrollarse como consecuencia de problemas o eventos de salud reproductiva, como lo pueden ser la falta de elección en decisiones reproductivas, el embarazo no deseado, el aborto no seguro, las complicaciones de embarazo, las infecciones de transmisión sexual, la infertilidad, por mencionar algunos. 

Cuando tomamos en cuenta que la salud mental y emocional juegan un papel importante en la toma de decisiones sobre la salud reproductiva, su resultado puede influir en la capacidad de una persona para tomar decisiones informadas sobre su salud sexual, su salud reproductiva y en su acceso a atención médica. 

Una perspectiva que resalta la intersección entre salud reproductiva y salud mental de manera negativa, es la violencia obstétrica, que es una forma de violencia de género normalizada y muy invisibilizada en la que las mujeres experimentan algunas o varias de las siguientes situaciones al recibir atención en los servicios de salud: maltrato físico, humillación y abuso verbal, procedimientos autoritarios para imponer un método anticonceptivo o para realizar una cesárea, violación a la confidencialidad, violación a la privacidad, obtención de consentimiento de forma involuntaria o con deficiencia de información, negación al tratamiento, detención de mujeres y recién nacidos por imposibilidad de pago.

Entender cómo la vulnerabilidad afecta a la salud mental y a la salud reproductiva, nos da una visión más clara sobre la calidad de vida que puede tener una persona conforme a los servicios sanitarios a los que tiene acceso. Lo mismo ocurre en el marco legal, respecto de los derechos a la igualdad, a la no discriminación, a la información, a la integridad, a la salud y a la autonomía reproductiva, a fin de eliminar todas las formas de discriminación contra la mujer.

Vivir violencia obstétrica puede tener efectos duraderos en la percepción de la maternidad, la autoestima y la relación con el bebé recién nacido. Por supuesto que también puede contribuir a la perpetuación de la desigualdad de género y aumentar el riesgo de problemas de salud mental, como la depresión posparto y el estrés postraumático.

Foto: Zheng shi vía Pixabay.
Foto: Zheng shi vía Pixabay.

Vulnerabilidad y tendencia a una mala salud mental

La comprensión de la vulnerabilidad poblacional necesita no sólo de expertos en el tema, sino también de una ciudadanía informada sobre la importancia de una salud más inclusiva y sensible a las realidades individuales y contextuales, una ciudadanía que sabe que se beneficia de visiones completas y equitativas sobre las necesidades de las personas en situación de riesgo, a fin de que nadie se quede atrás al recibir servicios públicos de salud.

Cuando no se cuenta con los servicios de salud pública adecuados, se vive mayor marginación y a la vez, no se diseñan, ni se coordinan, ni se evalúan las acciones necesarias para enfrentar problemas de política pública sanitaria. Mucho menos se ven movimientos políticos traducidos en acciones que generen cambios en la vida de la ciudadanía.

Aspectos de la salud mental en la salud reproductiva femenina

«Mental health aspects of women´s reproductive health« contiene toda la evidencia disponible en relación entre la salud mental de las mujeres y aspectos relacionados a su salud reproductiva. Esta investigación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), incluye a países de ingresos altos, medios y bajos, en la que sugiere a las autoridades de salud la promoción de políticas públicas, la creación de programas y la reorientación de los servicios para satisfacer las necesidades de salud mental de las mujeres durante su vida reproductiva.

Entre los temas que aborda el estudio y, de los que poco se habla en las instituciones públicas, se encuentran: la mortalidad materna, la morbilidad prenatal, la morbilidad posparto, el desarrollo infantil y la relación madre-hijo, así como las muertes maternas por violencia infligida.

Básicamente la investigación de la OMS explora las maneras en las que la salud mental de las mujeres se intersecta con su salud reproductiva, desde la interconexión de género y los derechos humanos, especialmente los derechos reproductivos.

Foto: Lorri Lang vía Pixabay.
Foto: Lorri Lang vía Pixabay.

Abandonar los estigmas sociales

Si alguna vez te sentiste o te hicieron sentir loca porque mencionaste que tu salud reproductiva afectaba tu salud mental, querida, no estabas en ningún error, especialmente cuando los contrastes crecen de manera significativa entre países industrializados y países en vías de desarrollo en materia de servicios de salud reproductiva, con base en el estatus social de las personas o de la ciudadanía en general.

Recordemos que los servicios de salud reproductiva deberían incluir: acceso a la contraconcepción, atención prenatal, instalaciones seguras en las que se pueda dar a luz, así como personal capacitado para brindar atención durante el embarazo, el parto y el posparto; el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades de transmisión sexual, incluído el VIH, el tratamiento de la fertilidad y la atención a mujeres con embarazo no deseado.

La falta de oportunidades o de entera participación en actividades económicas y académicas, le resta poder a las mujeres, especialmente en países en vías de desarrollo, en los que la relación entre salud mental y salud reproductiva no se toman en cuenta e imponen una carga considerablemente mayor en la vida de las mujeres.

La humanización, profesionalización y actualización de los servicios de salud es entonces la clave de una buena relación entre la salud mental y la salud reproductiva, mismas que deben ser atendidas y relacionadas de manera integral considerando también la salud física, a fin de lograr un bienestar completo, una buena relación de las personas con su propio cuerpo y, por supuesto, confianza en los profesionales de la salud

Fuentes: 

Putnick, D.L. (2023, 01 de marzo). Maternal antenatal depression’s effects on child developmental delays: Gestational age, postnatal depressive symptoms, and breastfeeding as mediators. Journal of Affective Disorders. https://tinyurl.com/29qnzcp9 (Putnick, 2023).

Grupo de Información en Reproducción Elegida, GIRE (2020). Atención de la salud reproductiva. Respuestas a preguntas frecuentes. https://tinyurl.com/26obmbrl (GIRE, 2020).

Grupo de Información en Reproducción Elegida, GIRE. Capítulo 4. Violencia Obstétrica. https://tinyurl.com/28kzag2g

Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, CDHCM. (2023, 19 de enero). Boletín 06/2023. CDHCM celebra sentencia de la COIDH que reconoce por primera vez la violencia obstétrica como una forma de violencia basada en el género. https://tinyurl.com/28ugpgah (CDHCM, 2023).

Instituto Nacional de Salud Pública, INSP. (2019, 25 de noviembre). La violencia obstétrica también es violencia contra la mujer. https://tinyurl.com/22nh38w5 (INSP, 2019).

Suprema Corte de Justicia de la Nación, SCJN. Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por us siglas en inglés). https://tinyurl.com/29ymph4g

Astbury, J; Cabral de Mello, M;  Cottingham, J; Fisher, J; Izutsu, T y Pinel, A. (2009). Mental health aspects of women’s reproductive health. A global review of the literature. World Health Organization and United Nations Populations Fund. https://tinyurl.com/2d4hxbwd (WHO/ UNFPA, 2009).

Gabriela Estrada Espínola es licenciada en Comunicación por la Universidad Simón Bolívar y Maestra en Periodismo sobre Políticas Públicas por el Centro de Investigación y Docencia Económicas, CIDE. Ha colaborado en diversos medios y agencias de publicidad. Twitter: @GabaMaiden

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La salud física y mental de las mujeres importa más que cualquier monumento

«En México, las experiencias de violencia de tipo psico-emocional, política, sexual, patrimonial, económico-laboral y física las viven mujeres desde los 15 años», ENDIREH, 2016.

Creeríamos que las mujeres podrían estar más seguras junto con sus familias, parejas, amigos o gente cercana a su círculo social. Sin embargo, la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH-2016), nos ofrece una fotografía distinta sobre el tipo de agresores, así como de los lugares en los que ocurrieron los hechos, mismos que se repiten en los espacios escolares, laborales, comunitarios, familiares y de pareja, siendo ésta última la que conlleva mayor riesgo, debido a la cercanía con esposos, parejas, ex-parejas, novios y ex-novios

Como anillo al dedo

El incremento de la violencia de género, a lo largo de la pandemia, es gran ejemplo de que estos casos se han ido añejando, en lugar de ser resueltos por el Estado. Al cierre de 2020, Amnistía Internacional México presentó el informe “Como anillo al dedo”, que habla del impacto de la COVID-19 en los servicios de procuración de justicia, específicamente en el Estado de México.

Foto: Nandhu Kumar en Pexels.

La fotografía que ofrece Amnistía Internacional respecto de las fallas estructurales en el sistema de procuración de un Estado de México, representa una de las piezas a resolver en materia de acceso de las mujeres a una vida digna, con justicia y, que en el marco previo a la celebración del Día Internacional de la Mujer, es un tema sobre el que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido severamente criticado y cuestionado por la sociedad y los colectivos feministas que la integran.

Peor aún cuando el mismo AMLO intentó  minimizar la presencia de las vallas de más de dos metros que se colocaron afuera de Palacio Nacional, señalando que no se pusieron por miedo, sino para evitar confrontaciones y daños a monumentos históricos previo y durante la conmemoración del Día Internacional de la Mujer en México.

Foto: Walkerssk en Pixabay.

¿Qué imagen se da al mundo?

Como bien lo señala la ENDIREH del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la frecuencia, gravedad, daños físicos y consecuencias emocionales de la violencia de género, también tienen un costo monetario en la vida de las mujeres, especialmente cuando quedan inhabilitadas para ir a sus trabajos o para poder hacer sus tareas cotidianas. También lo tiene para sus familias y sus niños, cuando quedan huérfanos de frente a un feminicidio sin seguimiento, olvidado.

Aunque en teoría la instalación de las vallas metálicas en el Zócalo de la Ciudad de México, no impide el derecho a la manifestación, en la práctica muestran la postura indolente del Estado frente a los feminicidios en el país, además de manejar un discurso que año con año busca reforzar la idea de que la afectación a inmuebles históricos es más grave que las peticiones de las mujeres mexicanas, que exigen que el gobierno erradique la violencia que existe hacia ellas.

Foto: Patricio Hurtado en Pixabay.

Sin duda, la imagen que se le da al mundo de lo que ocurre en México en materia de violencia de género es la de un Estado que carece de interés y del conocimiento del tema, además de diseño de políticas públicas que orienten, atiendan y erradiquen la violencia hacia las mujeres por cuestiones de género.

Hoy las vallas del Palacio llevan escritos los nombres de las víctimas de feminicidio, al igual que flores, pañuelos, listones y carteles de mujeres que no fueron escuchadas, que un día “desaparecieron”. Lo que hoy el gobierno llama “el muro de la paz”, la sociedad y los colectivos feministas lo bautizan “ muro de la memoria”, una muy cruel, al que el sistema de procuración de justicia no ha provisto de la estructura para llevar a cabo investigaciones sobre feminicidios y desapariciones.

Cuando una persona desaparece, los derechos humanos de su familia también se vulneran frente a la impunidad y revictimización que implica el ser ignorados por las autoridades. La falta de procuración de justicia es la mala imagen que se le da al mundo, señor presidente.

Gabriela Estrada Espínola es licenciada en Comunicación por la Universidad Simón Bolívar y Maestra en Periodismo sobre Políticas Públicas por el Centro de Investigación y Docencia Económicas, CIDE. Ha colaborado en diversos medios y agencias de publicidad. Twitter: @GabaMaiden

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Razones por las que tu salud mental y derechos humanos van de la mano

Debe existir una consulta y acercamiento a la gente para saber sus problemáticas, tarea de la que ya existen talleres con dispositivos de información que intervienen, forman e integran a las personas en respeto a sus garantías individuales

Atender 24/7 a familiares con discapacidad psicosocial puede resultar totalmente imposible en miles de hogares mexicanos, por lo que el Estado mexicano está obligado a generar condiciones para que las personas puedan decidir cómo, con quién y de qué manera tomar las riendas de su vida, para los que debe existir una política de estado y no dejar toda la responsabilidad en las familias, comentó Carlos Ríos Espinosa, investigador de Human Rights Watch para W Radio el pasado 27 de julio.

Finalmente la iniciativa de Ley de Salud Mental promovida por la bancada del Partido del Trabajo no logró colarse en sesión extraordinaria al Pleno del Senado el pasado 28 de julio en gran parte gracias a personas, organizaciones no gubernamentales y organizaciones de la sociedad civil que luchan y están al día sobre el tema como lo son Documenta, Cencos, Yo También, Clínica Condesa, Disability Rights International (DRI México), entre otras.

Foto: Pixabay

Sin embargo, el hablar sobre salud mental a través de leyes y de políticas públicas más claras a penas comienza a esbozarse en el panorama mexicano cuando el regularla se convierte en un diálogo previo que ayude a conocer  a fondo el entorno que rodea al tema, sus implicaciones e impactos y dónde se ponen los dineros, pues en salud mental se gasta poco y se gasta mal. Al respecto, Ángel Salvador, coordinador de Prevención de la Tortura en la organización civil Documenta expuso que:  «Hay que dar importancia al primer nivel de atención y tomar en cuenta que se necesitan ley y buenas políticas públicas, así como inversión en salud mental, especialmente cuando sólo el 2% del presupuesto de salud se destina a salud mental».

Conforme a Carlos Ríos, gran parte de ese 2% se invierte en psiquiátricos, como si todo el problema residiera en la institucionalización de las personas, cuando existen otras aristas como el que una persona pueda tener una dificultad psicosocial y requiera ese tipo de apoyo, mas no de internamiento y para ello se requiere que el presupuesto agendado se distribuya en los lugares necesarios.

Por su parte, el especialista en justicia para personas con discapacidad, Víctor Lizama enfatiza que el proceso de iniciativa de Ley de Salud Mental puede comenzar en el Senado, pero debe existir una consulta y acercamiento a la gente para saber sus problemáticas, tarea de la que ya existen herramientas que fortalecen esos vínculos de comunicación como lo son los talleres con dispositivos de información que intervienen, forman e integran a las personas en respeto a sus garantías individuales, de otra forma sólo sería simulación.

Políticas Públicas en Salud Mental

La lección que dejó la batalla a favor de una salud mental con derechos es que se requiere de una política integral de respeto a éstos, para lo que se requiere una visión más amplia no solamente en casos graves, pues hay matices que deben ser atendidos evitando a toda costa el ir en contra de la  dignidad de las personas. De haberse aprobado la Ley Bañuelos en el Senado, Ríos Espinosa comentó que ello hubiera implicado problemas de afectación a la libertad de las personas, la ausencia de derechos humanos y detenciones arbitrarias con el mero hecho de que alguien considerara que una persona tuviera un trastorno, al grado en que la privación de su libertad fuese de manera indefinida por parte del sector salud por más de 72 horas.

Otra tarea que deja el paro a la iniciativa Bañuelos es el tema de derecho a la salud mental de personas que se encuentran institucionalizadas en centros psiquiátricos, que además es actualmente peligroso al encontrarnos en medio de la pandemia de coronavirus. Dichas personas tienen derecho a vivir e incluirse en la comunidad, además de hacerlo en favor de su salud física y mental, por lo que la reforma que se logre en algún momento debe involucrar a todos los actores, como lo es el sector salud que en ningún momento dió su opinión en relación a la Ley Bañuelos, incluso cuando estuvo a un día de colarse al periodo extraordinario en el Senado.

Como tal la Ley General de Salud sólo dedica un párrafo a la Salud Mental y el tiempo para discutir sobre estos temas ha llegado e involucra también a quienes se encuentran en los ramos de la salud, de la academia, a los expertos, a las ONG´s y a las OSC.

Conforme a éstos últimos las iniciativas de ley relacionadas a la salud mental deben contar con un proceso de consulta extensa, que evite los internamientos involuntarios, a manera de que las políticas públicas relacionadas sean basadas en derechos humanos, así como en la visión de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que comparte que las personas con discapacidades psicosociales pueden recobrar el significado y el sentido de su vida a través del proceso de recuperación y no de que son enfermos con síntomas psiquiátricos que no saben qué hacer de su vida y que por eso se les va a internar y abusar de ellos.

En ese sentido, Ríos Espinosa, señaló que es la inclusión con derechos y no sólo mirada médica y biomédica de tratamiento la que puede dar un enfoque más amplio para el que se necesita tiempo y estudios de cómo se logra cambiar política pública violaciones en contra de voluntad de las personas y en la legislación de la salud mental queda pendiente la Ley de Prevención del Suicidio que promovió la senadora Mónica Fernández Balboa en septiembre de 2019. 

Gabriela Estrada Espínola es licenciada en Comunicación por la Universidad Simón Bolívar y Maestra en Periodismo sobre Políticas Públicas por el Centro de Investigación y Docencia Económicas, CIDE. Ha colaborado en diversos medios y agencias de publicidad. Twitter: @GabaMaiden

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Ley de Salud Mental en México, aprobación con serias implicaciones

Con esta ley cualquier familiar podría decidir sobre el tratamiento de una persona con alguna condición de salud mental e incluso internarlo sin considerar su voluntad, señalan asociaciones civiles como “Yo También” y “Documenta”

El pasado 24 de marzo la Comisión de Salud del Senado aprobó un dictamen para crear una Ley General de Salud Mental que asociaciones civiles apuntan como violatoria de derechos humanos, al corroborar que no construye servicios  de salud mental basados en la inclusión comunitaria y el pleno respeto de derechos humanos.

Estar al tanto de este tipo de iniciativas es un tema que nos compete a todos y no sólo por ser parte de la coyuntura de la pandemia que ha desvelado (aún más) el estado deplorable tanto de la salud pública, como de la salud mental pública en México. Las asociaciones civiles «Documenta» y «Yo También» subrayaron que la toma de decisiones que hizo el Senado en relación a cómo llevar las riendas de la salud mental a través de una Ley, fue por unanimidad, sin discusión de por medio y sin ningún tipo de consulta a la sociedad civil.

La Iniciativa de Ley fue propuesta por las senadoras Alejandra León Gastélum, de Morena; Joel Badilla Peña, Cora Cecilia Pinedo Alonso, Nancy de la Sierra Arámburo, Geovanna del Carmen Bañuelos y Miguel Ángel Lucero Olivas, estos seis últimos son integrantes del Partido del Trabajo (PT). Su objetivo es aprobar durante el segundo periodo extraordinario de sesiones del Congreso una iniciativa de Ley General de Salud Mental. La iniciativa ha sido liderada por la senadora Geovanna del Carmen Bañuelos, quien a recientes fechas ha ofrecido reuniones de trabajo con organizaciones que, tras su asistencia, resumieron que sólo es una mera pantalla que intenta ocultar que la voz de defensores de derechos humanos fue ignorada al aprobar la iniciativa.

Foto: Pixabay.

Justo los defensores de derechos humanos, han insistido en que dicha legislación debe ser detenida por la gravedad de algunos de sus planteamientos, pues básicamente promueve un modelo de atención basado en una visión biomédica que invisibiliza y aísla a las personas usuarias por verlas como objetos de tratamiento y no como sujetos de derechos, además de que viola derechos como el derecho a la igualdad y la no discriminación, al igual reconocimiento como persona ante la ley, los derechos a la libertad y seguridad, a la integridad personal y a brindar consentimiento informado previo a cualquier intervención.

Las personas usuarias y ex usuarias de los servicios de salud mental, colectivos y organizaciones defensoras son quienes han velado por los intereses de la ciudadanía al oponerse a la aprobación de dicha ley. Para ello, han exigido que sea detenida y, en su lugar, se escuche su propuesta de reformar la Ley General de Salud para construir servicios de salud mental basados en la inclusión comunitaria y el pleno respeto de derechos humanos.

Incluso Diana Sheinbaum Lerner, coordinadora del Programa de Discapacidad y Justicia de Documenta, comentó en entrevista para diferentes medios que su organización redactó una carta en la que buscó firmas de adhesión para parar los intentos de avance de esta ley, al considerar la continuidad que impulsa de un modelo de atención en el que las personas usuarias del sistema de salud cuentan con limitados derechos fundamentales, como lo es el decidir sobre su propio tratamiento. Sheinbaum Lerner enfatizó que con esta ley cualquier familiar podría decidir sobre el tratamiento de una persona con alguna condición de salud mental e incluso internarlo sin considerar su voluntad.

Foto: Pixabay.

Sin embargo, sí existen opciones toda vez que la misma Constitución mexicana lo avala a través del marco de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, sin contar que también es avalada por el Estado Mexicano. Por ello, los defensores en derechos humanos al tanto de la iniciativa señalan que la iniciativa no sólo es violatoria del artículo 12 sobre la capacidad jurídica, sino también en lo relacionado al número 14, que señala que no se puede privar de la libertad a una persona por tener una discapacidad.

Cuando el internamiento no es la única alternativa terapéutica, cuestionar este tipo de iniciativas forma parte de exigir servicios adecuados y respetuosos de los derechos de quienes los necesitan. Sin embargo, en México el eje de atención de salud mental ha sido por años el del hospital psiquiátrico, que es un modelo de asilo. Diana Sheinbaum señala que la transición puede darse más allá del marco normativo, no necesariamente a través de una reforma legislativa sino en la práctica con servicios de salud mental que se integren al primer nivel de atención.

Con primer nivel de atención se hace referencia a que sin importar en qué parte o estado de la República Mexicana se viva, toda persona cuente con acceso a la salud y que en cada centro sanitario, se cuente con acceso a tratamientos y atención indicada en materia de salud mental, especialmente cuando la salud mental, no va separada de la física, hecho que la iniciativa de Ley sigue sin tomar en cuenta.

Gabriela Estrada Espínola es licenciada en Comunicación por la Universidad Simón Bolívar y Maestra en Periodismo sobre Políticas Públicas por el Centro de Investigación y Docencia Económicas, CIDE. Ha colaborado en diversos medios y agencias de publicidad. Twitter: @GabaMaiden

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