Validar tus emociones te ayuda a resolverlas, evitar conflictos y generar mejores opciones para tu vida
Fue en mayo de 2020 que el aumento en los niveles de estrés, la inseguridad económica y alimentaria, así como el confinamiento derivado de la COVID-19, elevaron también los niveles de violencia doméstica en México, hecho que fue enfatizado por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF por sus siglas en inglés) ese mismo año.
Una de las poblaciones más afectadas fue la infantil, que a partir del cierre de las escuelas, debido a la pandemia, perdieron capacidad de visibilizar sus casos de maltrato, al pasar más tiempo con sus posibles violentadores; ello fue documentado en la Revista Económica Latinoamericana (Latin American Economic Review) a través de los investigadores Francisco Cabrera Hernández y María Padilla Romo, quienes aseguraron que la ausencia de reportes no es más que violencia oculta.
Generar conciencia de las emociones
Bajo ese contexto y en entrevista para Sucursal Fauces, Maricela Fonseca, psicóloga y maestra en Orientación Educativa del Centro de Atención Integral (CAI), Psicólogos D.F., habló de la importancia de que los niños crezcan en un espacio de calma, generando conciencia de sus emociones e identificándolas, a fin de conseguir la calma, especialmente en un contexto de pandemia como el que se vive actualmente.
Prevenir la violencia intrafamiliar y fomentar espacios sanos al interior de los hogares es responsabilidad principalmente de los adultos que estén a cargo en casa, quienes a su vez, viven momentos difíciles o experiencias personales, que en ocasiones no les permiten enfrentar de la mejor manera al estrés, enojo y frustración derivados del aislamiento obligado para todos.
En el caso de niños de seis a nueve años, la maestra Fonseca recomienda enseñarles a identificar sus emociones para que no se pierdan en ellas y sean dueños de su calma, sabiendo perfectamente qué es lo que les molesta y cómo pueden manejarlo.
Qué se controla y qué no
Igualmente, la especialista compartió que, conforme a la experiencia que ha tenido ofreciendo talleres de apoyo a esta comunidad, los niños se muestran muy aburridos, ansiosos y nostálgicos de volver a ver a sus compañeros de clase. Sin embargo, menciona que parece que aún no dimensionan los alcances de la COVID, pero culpan a sus padres y madres de que no pueden salir, mientras ellos sí lo hacen. Sienten su autonomía limitada, además de mucho agotamiento tras un año de encierro.
Sobre aquellos niños a los que sus padres sí les permiten ir a hacer compras a lugares cercanos, a pesar de ser muy pequeños, Fonseca comparte que en esos casos, los niños se pierden en límites al olvidar las medidas de sana distancia y, por ende, pueden quedar vulnerables a otras personas.
En suma, para aquellos pequeños que pasan mucho tiempo en casa a razón de la COVID-19, la especialista recomienda retomar emociones, especialmente sobre las situaciones externas que les generan esos sentimientos (y que no controlan), con el objetivo de observar hacia afuera y ver qué genera eso en ellos: ansiedad, nerviosismo, etc. Contar con ese radar de emociones, facilita el evitar la frustración y la impotencia.
Efectos del aislamiento por COVID-19
Respecto de los efectos del aislamiento que sufren los adolescentes, la psicóloga propone que se les centre en su etapa de desarrollo, al hacerles saber lo valiosos e incidentes que son, además de hacerlos conscientes y enseñarles que pueden hacerse cargo de sus emociones.
Por otro lado, para los adolescentes, la pandemia podría resultar más compleja, siendo que se encuentran en una etapa en la que el tema de socializar es de gran relevancia para encontrarse con sus iguales, aprender normas, contar con figuras a respetar, es decir, todo aquello que dibuja su definición de sí mismos.
Con base en la experiencia que ha tenido Fonseca con este grupo, comparte que se dan varios síntomas depresivos, así como irritabilidad, pérdida de energía, pérdida de motivación y, lo peor, ya poco toleran la modalidad en línea de la escuela, pues los satura y los expone a estrés constante. Aquí es donde su familia no ha de dejarles de prestar atención, pues corren más riesgos de desarrollar trastornos de conducta alimentaria y diferentes síntomas negativos por falta de distractores.
Incluso Maricela apunta que, en el caso de los niños y adultos, se presentan emociones ambivalentes, en las que, ambos, se sienten bien de poder compartir más tiempo con su familia, pero frustrados también por no poder estar más que en casa.
Cómo mantener la calma
En resumen, la formas que la maestra Fonseca recomienda para mantener la calma en momentos emocionalmente estresantes son:
- Validar sentimientos, emociones e ideas
- Una vez validadas, resolver las emociones y conflictos que generan
- Ello dará pauta para que se generen alternativas u opciones de cómo se puede salir de ese momento o sensación desagradable
Lo anterior, da tanto a niños, adolescentes y adultos la oportunidad de saber que cuentan con soluciones y con opciones. Por ejemplo, quienes cuentan con la oportunidad de tener internet en casa, pueden buscar soluciones sencillas para los niños y niñas, como lo pueden ser recetas de cómo hacer masa tipo play doh, ejercicios de respiración y música relajante.
En contraste, están las familias que no cuentan con la posibilidad de acceder al internet y para quienes la única forma de hacerlo, es muy costosa y efímera, por compra de saldo de celular, que usan hasta donde llegue. En esos casos y en general, el que los más jóvenes reciban atención socioemocional por parte de sus familias, requiere de adultos regulados para poder regular a niños y adolescentes.
Mientras las niñas y niños son personas desbordadas que están en regulación y desarrollo, los adultos antes de reprenderlos, deben asegurarse de estar regulados. Es decir, la psicóloga Fonseca recomienda que si tuvieron un día pesado en el trabajo o con cualquier tema de la vida adulta, los padres y madres han de:
- Reconocer su posible enojo, cansancio o frustración
- Saber que se sienten sobrepasados
- Saber que no están en un punto de equilibrio
Después, tomar un vaso con agua y despejarse antes de atender cualquier tema complejo en casa relacionado con los hijos, a fin de:
- Manejar el tema o conflicto, ya regulados, tranquilos
- Preguntar de manera calmada qué es lo que necesitan (suponiendo que lloran o hacen un berrinche)
- Negociar lo que sucede
- Ser inflexibles o no acompañarlos en el intento de romper límites establecidos por otro adulto a cargo de su cuidado, a fin de que también aprendan que no se puede controlar ni resolver todo siempre
- En dado caso, calmarlos, regular estrategias, solucionar problemas y hacerles saber qué controlan y qué no
En general, mantener la calma en momentos difíciles, trata de un trabajo cognitivo que lleva a las personas a pensar qué piensan de lo que les pasa, pues eso es lo que les genera sufrimiento y, por ello, la gran importancia de que aprendan a validar emociones, a fin de vivir una vida más plena y con mejores opciones.
Maricela Fonseca, es psicóloga y maestra en Orientación Educativa del Centro de Atención Integral (CAI), Psicólogos D.F. Ofrece talleres de desarrollo integral neuropsicológico, psicológico y de lenguaje para niños y niñas.
Facebook: https://www.facebook.com/Psicologosdf87
Teléfono móvil: 55 32 40 33 36.
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