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Fake news, COVID-19 y la lucha por nuestra mente

Conforme a la encuesta panel “Mexicanos ante el COVID-19” implementada por Inteligencia Pública y de Mercados- Quality Insight Research, los mexicanos no le creen a las instancias encargadas de preservar y promover su salud y la de sus familias

El periodo de contingencia sanitaria y aislamiento que ha enfrentado nuestro país y el mundo entero en estos primeros meses del año, ha intensificado el impacto negativo de las llamadas fake news o noticias falsas en la salud mental de las personas.

La difusión de este tipo de noticias a través de las diferentes redes de comunicación que existe, propicia la propagación de rumores e información no verificada y ello cumple con diferentes propósitos.

Según el emisor de ésta, las noticias tienen diferentes fines políticos, propagandísticos o publicitarios, motivo por el que llevan en sí un costo en el estado anímico de las personas que las consumen como contenido verídico y, que con base en ellas, toman decisiones en su vida diaria.

Foto: Pixabay.

Desde salir o no salir de casa, hasta mal dormir por temores infundados, el efecto de las fake news, puede derivar también en tomar medidas innecesarias o equivocadas en un intento por conservar la salud, especialmente cuando el temor y el pánico se apoderan de las mentes que cuentan con menos recursos emocionales e incluso informativos para hacerles frente.

Sin información de fuentes verídicas, sin redes de apoyo efectivas y un confinamiento que en ocasiones llega al hacinamiento en muchos de los hogares mexicanos, hablar de esta problemática y actuar con medidas que la confronten se vuelve imprescindible.

Conforme a la encuesta panel “Mexicanos ante el COVID-19” implementada por IPM-QIR (Inteligencia Pública y de Mercados- Quality Insight Research), los mexicanos no le creen a las instancias encargadas de preservar y promover su salud y la de sus familias.

El 12% de la población a nivel nacional aún duda de la existencia del virus SARS-COV2; dentro de este porcentaje de escépticos, las medidas de protección solicitadas por las autoridades federales y locales tienen bajo impacto. Aunado a esto, 70% considera que el gobierno oculta el número real de infectados por el coronavirus.Cabe señalar que la encuesta se aplicó de 12 al 14 de abril de 2020.

Infografía: Inteligencia Pública y de Mercados- Quality Insight Research (IPM-QIR) 

En medio de una situación de crisis como la que enfrentamos desde el mes de marzo, la desconfianza se propaga con mayor facilidad por el estado de incertidumbre que prevalece y si no se tiene confianza en la información oficial, es habitual que se busquen otras voces que respondan al sentido común, a lo que a la mente le hace más sentido.

Por si fuera poco, las teorías sobre el origen y alcance del virus también polarizan a la población que no cuenta con elementos para identificar si son verdad o mentira. Para 48% el coronavirus es una enfermedad de las clases altas; 45% cree que el virus no sobrevive en climas cálidos, 41% sigue creyendo que la enfermedad se transmitió a los humanos a través de un murciélago, que los chinos crearon el virus para afectar a otros países y 37% que el alcohol es más efectivo que el jabón para eliminar el virus.

El leer esta clase de noticias sin las herramientas ni la información necesaria, puede generar comportamientos de seguridad y control excesivos. Hace unas semanas se difundió que algunas personas estaban abusando del uso del cloro para sanitizar espacios con lo que afectaban su sistema respiratorio volviéndolo más vulnerable al contagio de COVID-19..

En contraste, 20% de los encuestados cree que las mascotas pueden transmitir el coronavirus, por lo que no sorprende que los dueños de perros y gatos comenzaran a lavar con cloro las patas de sus mascotas, generándoles también un daño en su piel.

En la misma encuesta, se encontró que el 36% de los participantes cree que el coronavirus se propaga a través del aire, así que es altamente probable que este segmento de la población tenga miedo de siquiera salir al balcón de su casa sin cubrebocas, medida en la que las diferentes naciones y organizaciones a nivel mundial, no han reforzado de manera contundente e informativa ante la población.  

Éstas son sólo algunas de las noticias que circularon ampliamente durante las últimas semanas, generando un exceso de información que instancias como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) han denominado como “infodemia”, una epidemia de información en tiempo real con potencial de afectar la conducta y emociones de quienes se ven envueltos en ella. 

Foto: Pixabay.

La psicología y neuropsicología han comprobado que este tipo de noticias también activa una respuesta de alarma en el organismo, lo que puede provocar ansiedad, preocupación, miedo, angustia, depresión y respuestas irracionales, de defensa y conservación.

Recientemente, un audio comenzó a circular por WhatsApp para alertar de que el gobierno rociaría un líquido con coronavirus para infectar a las poblaciones. En Chiapas, en el municipio de Venustiano Carranza, un rumor similar advirtió que drones estaban dispersando sustancias tóxicas, a manera de “ataque químico” para acabar con la vida de las personas del municipio, lo que provocó disturbios, incendios y saqueos. 

Por lo anterior, no es posible pasar por alto esta problemática en el ámbito digital, pues su impacto deriva en la realidad del mundo físico. La mejor vacuna y remedio para estas afectaciones siempre será la información de fuentes verificadas y entender que todo lo que perciben nuestros sentidos tiene potencial de configurar nuestras acciones.

* Jessica García Pacheco es Directora de proyectos en IPM, Investigación Estratégica Social.

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Los gobiernos a nivel mundial sólo destinan 2% de su presupuesto a la salud mental

Conforme al secretario general de la ONU, António Guterres, las consecuencias de no atender dicho sector equivalen a gastos de más de un billón de dólares anuales, por lo que recomienda implementar estrategias de salud mental que contrarresten a la COVID-19

La pandemia ha cambiado en esencia a diferentes sectores como lo es el de la ciencia, en el que como lo ha señalado la revista The Economist, “se va cosechando del torbellino” apostando quizá porque a largo plazo cambie la manera en cómo ésta se publica permanente. 

Casi lo mismo aplica para el sector alimenticio que, a nivel mundial y a lo largo de las décadas, ha ido mostrando una gran interdependencia derivada de la conectividad; conforme a ello, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés) señala que el coronavirus está afectando a los sistemas alimentarios mundiales, causando a su vez problemas en las cadenas de valor agrícolas a nivel regional, lo cual presenta riesgos para la seguridad alimentaria de los hogares. 

Sin embargo, un punto a favor es que, hasta el momento, no existe evidencia de que la COVID-19 pueda ser transmitida a través de la comida, aunque a raíz de las reglas de distanciamiento social, otro de los sectores agudamente dañados en materia económica lo ha sido el restaurantero del que la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac) asegura que se podrían perder 300 mil empleos formales e informales de no existir incentivos para dicha industria.

Foto: Pixabay.

En lo relativo a la ciencia, de nueva cuenta The Economist comenta que el incremento de papers especializados en la investigación del SARS-COV-2 (coronavirus), se ha visto reflejado en más de 7,000 documentos que van de la virología hasta la epidemiología; respecto del sector alimenticio, específicamente en la cancha de los reguladores de seguridad alimentaria, la FAO asegura que se está velando por mantener a todos los trabajadores de las cadenas de producción y de suministro en un ambiente seguro y estable, pues éste es básico para evitar la escasez de alimentos.

Inocuidad alimentaria, que le dicen y que se refiere a las condiciones prácticas que preservan la calidad de los alimentos para prevenir la contaminación y las enfermedades transmitidas por el consumo de comida. En ésta trabajan la FAO y la Organización Mundial de la Salud (OMS) desarrollando orientaciones políticas en diferentes aspectos y con base en el contexto que se vive por la COVID-19.

A pesar de ello, el problema que ha persistido incluso antes de que la pandemia fuera el monotema de conversación dentro de cada uno de nuestros círculos es el de la salud mental del que conforme a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) existe un aumento en los suicidios, las adicciones y del estrés, así como de la ansiedad y de la depresión debido a la pandemia. António Guterres, secretario general de la ONU en días pasados hizo un llamado a ayudar a a adultos mayores y a adolescentes pues éstos son los que más sufren del confinamiento que requiere el combate al virus.

Foto: Pixabay.

Hablando en cifras monetarias, Guterres señaló que además de la huella e incidencia negativa que tiene la COVID-19 en la salud mental, tanto la depresión como la ansiedad implican gastos de más de un billón de dólares anuales, motivo por el que ha alentado a los gobiernos del mundo a implementar estrategias de salud mental que contrarresten el impacto del coronavirus, pues este rubro sólo recibe el 2% de apoyo por parte de las autoridades competentes en la materia.

Crisis de ansiedad, depresión y angustia pueden agudizarse por el encierro que exige el combate a la pandemia, datos que la Secretaría de Salud ha documentado que existe un alza de 35 por ciento. El pasado 20 de mayo se celebró el Día del Psicólogo, en medio de una crisis de salud mental que deja ver un sin fin de fauces que no se originaron, sino que se desvelaron e incrementaron ante la crisis de coronavirus.

Respecto de la solución a dicha problemática, también han surgido iniciativas como “Cuida Tu mente” del Tec de Monterrey, que cuenta con un sitio abierto al público, así como con una línea abierta las 24 horas (800 813 9500) a fin de lidiar con el estrés y con las emociones que se acentúan en medio de la cuarentena.

Foto: Pixabay.

Igualmente, para aquellas personas que han perdido a un familiar a razón de la COVID-19, existe el portal Bordando Memorias desde el Corazón, que también cuenta con opciones de apoyo psicológico gratuito a través de Locatel, la Línea de Atención Psicológica Call Center UNAM, 911 Emergencias. Básicamente es un espacio de consuelo en el que también se pueden recibir textos, insertar fotografías o subir la música favorita de la persona fallecida a fin de promover la memoria familiar y compartir sus vivencias ante la imposibilidad de realizar actos funerarios debido a la contingencia sanitaria. 

Gabriela Estrada Espínola es licenciada en Comunicación por la Universidad Simón Bolívar y Maestra en Periodismo sobre Políticas Públicas por el Centro de Investigación y Docencia Económicas, CIDE. Ha colaborado en diversos medios y agencias de publicidad. Twitter: @GabaMaiden

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Amor y tecnología: decir adiós en medio de la contingencia sanitaria

Aunque la globalización ha hecho del mundo un lugar hiperconectado, en los mejores casos, la tecnología nos ha acercado, especialmente cuando no hemos podido abrazarnos

Encontrar alegría en medio de la pandemia pareciera una tarea de locos, sin embargo es una actividad que apela al amor y al cuidado de la salud mental propia. La cosa parece empeorar cuando a la mitad de todas esas circunstancias que constituyen el caos, un ser querido se va y comenzamos a preguntarnos cómo y de dónde podemos tomar más fuerza para seguir adelante a través de la incertidumbre y del frío en el corazón.

Adaptarse como camaleones a las circunstancias puede incluso hacer que podamos abrazarnos de nuevo con más fuerza y, parte de ello, lo podemos lograr hoy a través de la tecnología. Cuando las mañanas entre semana se vuelven un maratón de juntas ejecutivas vía Zoom y sólo logramos ir por un vaso con agua para poder hablar sin que la voz o la mirada se nos torne como la del protagonista de El Padrino, también llegan los días de pausa en los que podemos descansar. Incluso llegan aquellos que no queríamos tomar, porque sabíamos que iban a rompernos el corazón con la partida de un ser querido.

Sin embargo, es cuando las herramientas tecnológicas dejan de torturarnos para acercarnos a aquellos que quisiéramos abrazar y que debido a la contingencia sanitaria o a las grandes distancias, no podemos ver de frente. Esta semana partió mi prima hermana Laura, quien siempre fue más mi hermana que mi prima; ella tenía capacidades diferentes y, algo que la hacía única era su gran inocencia, su embriagante sinceridad y su ingenio para hacer reír a los demás con sus ocurrencias.

Foto: Pixabay.

Todo pasó durante la contingencia, por lo que era doloroso el no poder abrazarnos entre familiares, amigos y parejas, al tiempo que nos veíamos sufrir, pues Chonita (como le llamábamos de cariño a Laura) había luchado por meses contra un cáncer muy agresivo.

Al breve correr de los días, se organizaron dentro de la familia sesiones de Zoom en honor a ella, a fin de que, en sana distancia, oráramos por su descanso, al tiempo que se compartían anécdotas de las miles de ocasiones que nos hizo feliz y en las que también fue inmensamente amada por cada uno de nosotros. Cámaras chuecas, ruidos de cables, la toma de una tía fumando un cigarro mientras trataba de que su celular no se cayera e interrupciones entre las pláticas de quien en ese momento hablaba fueron parte de una nueva forma de encontrarnos, de decir adiós en medio de la contingencia. Una combinación de amor y tecnología que nos acercó cuando no podíamos hacerlo.

Cuando el nuevo escenario de la COVID-19 ha empujado a que gobiernos y sociedades tomen medidas urgentes en rápida implementación de políticas públicas, que en los mejores casos logren impactar de manera positiva diferentes campos de la vida en el mundo, nosotros como personas tenemos la tarea de cuidarnos, de abrazarnos, no sólo como una muestra de afecto y cercanía, sino también con el objetivo de poner un límite a los impactos de la pandemia en nuestros cuerpos y estados mentales.

Foto: Pixabay.

Contrarrestar el aislamiento, más que radicar en la cursilería, apela a la empatía, así como a la apertura ante aquellos en quienes confiamos a fin de facilitarnos el amor y la existencia, especialmente en los momentos que parecieran ser los más abismales.

Hoy fue una gran iniciativa el organizar una reunión en Zoom para facilitar el funcionamiento del sistema familiar, mañana lo puede ser el tomar las medidas suficientes y necesarias que nos permitan diagnosticar y prevenir todas aquellas carencias y ausencias que se han marcado por el distanciamiento social.

Gabriela Estrada Espínola es licenciada en Comunicación por la Universidad Simón Bolívar y Maestra en Periodismo sobre Políticas Públicas por el Centro de Investigación y Docencia Económicas, CIDE. Ha colaborado en diversos medios y agencias de publicidad. Twitter: @GabaMaiden

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