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Día del padre 2020: una celebración en distancia a través de la pandemia de coronavirus

Conforme a las autoridades sanitarias, el vínculo afectivo de padres a hijos este año ha de considerar el nivel máximo de contagios que existe en México en relación a la COVID-19, priorizando la salud por sobre el apego

El tercer domingo de junio se celebra el día del padre y, el 21 de junio de este año está marcado por la pandemia de coronavirus, cuando en el país existe un total de 20,781 defunciones desde que inició la epidemia. Aunque la “nueva normalidad” que comenzó el 15 de junio, marcó la retoma de actividades en diferentes días del mismo mes, también apuntó al mantenimiento de las medidas sanitarias.

Es decir que, de la semana del 15 al 21 de junio 16 estados de la república mexicana transitaron de color rojo al color naranja en el semáforo epidemiológico. Sin embargo, la ciudad de México no se encuentra dentro de esas consideraciones, pues a la fecha constituye una de las entidades con mayor número de decesos, que hoy equivalen a 5,314 muertes, seguida por el Estado de México con 2,457 muertes, así como por Puebla con 916 decesos en total, ello conforme a los recientes reportes de las autoridades sanitarias.

Fue el pasado 19 de junio que la jefa del gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, señaló ante los medios de comunicación que en la capital no se reunieron las condiciones necesarias para que ésta transitara del rojo al naranja en el semáforo epidemiológico y, por ende, ésta se mantendría ante máximo riesgo de la semana del 22 al 28 de junio.

Foto: Pixabay.

Con base en lo anterior, el semáforo rojo indica que los contagios están en su máximo nivel, motivo por el que se recomienda totalmente que, al igual que en el día de las madres, la celebración a los padres se haga desde casa.

Aunque se sabe que la celebración del día del padre se festeja con menos efusividad que la del día de las madres, el momento por el que se pasa, no apunta como ocasión para hacer reuniones, especialmente si entre la concurrencia pueden encontrarse personas pertenecientes a los grupos vulnerables a la COVID-19 como lo son: personas mayores de 60 años, embarazadas, así como quienes padezcan diabetes, hipertensión, obesidad, enfermedad pulmonar (bronquitis, enfisema, asma), personas con VIH y baja carga viral, personas con problemas cardíacos (historial con infartos, arritmias, angina de pecho o malformaciones). Todos ellos son algunos de los ejemplos que tienen mayor riesgo de complicaciones en caso de que contrajeran coronavirus.

Foto: Pixabay.

OMS centra su preocupación en América Latina

Durante la primera semana de junio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló que el mundo entró a una fase peligrosa ante el virus debido al desconfinamiento; Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS también destacó que mucha gente está cansada de quedarse en su casa, al tiempo que los países están deseosos de abrir su sociedad y su economía. En el caso de América Latina, el virus avanza a pasos agigantados, cuando tan sólo al cierre de la semana pasada en Brasil se reportaron más 1,200 muertos, mientras en México 770, representando los países que registraron más decesos en el mundo, ello conforme a un recuento hecho por el centro de noticias AFP. 

Otro prueba de ello es que, tan sólo a cuatro días después de que iniciara la “nueva normalidad”, aumentaron los casos activos de coronavirus en Puebla, Tabasco y Guanajuato, sumando  un nuevo récord de contagios que da un total de 175,202 casos confirmados acumulados, 23, 567 casos confirmados activos en los últimos 14 días y 20, 781 decesos.

A la fecha la disponibilidad de camas a nivel nacional conforme al reporte de las autoridades sanitarias es la siguiente:

Incluso el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell invitó recientemente a la población a no visitar a sus papás para festejarlos este domingo, ello en razón a que el virus se mantiene activo y de que éste reconoció que la epidemia aún no se acaba y que en México se han superado las estimaciones iniciales de los fallecimientos.

Gabriela Estrada Espínola es licenciada en Comunicación por la Universidad Simón Bolívar y Maestra en Periodismo sobre Políticas Públicas por el Centro de Investigación y Docencia Económicas, CIDE. Ha colaborado en diversos medios y agencias de publicidad. Twitter: @GabaMaiden

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La ventilación mecánica: una esperanza de riesgo ante la COVID-19

Dentro de la esperanza de vida de frente al coronavirus, la ventilación mecánica requiere de especialistas que sepan cómo intubar a los pacientes que lo sufren. El presente trabajo periodístico es resultado de la Beca de Periodismo de Soluciones 2020  con el apoyo de la Fundación Gabo, Solutions Journalism Network y Tinker Foundation

Carlos Antonio Sánchez, Samedi Aguirre, Evelyn C. Ayala y Michelle Morelos formaron una serie de artículos en relación a la ventilación mecánica dentro del contexto de la COVID-19. Hoy en Sucursal Fauces hacemos un breve resumen de las dos publicaciones 

El respiro artificial es un paso inevitable para los pacientes con COVID-19, quienes necesitan que los seden a fin de aminorar el dolor que produce la intubación; ésta se traduce en la colocación de un tubo de plástico flexible en la tráquea, por lo que es condición obligatoria que sean profesionales experimentados los que la lleven a cabo.

Sin embargo, la saturación de hospitales y el colapso del sistema médico en México, ha hecho casi imposible que las intubaciones se lleven a cabo por expertos, especialmente cuando en el país sólo existen 119 médicos especialistas por cada 100 mil habitantes, sumado a que la mayoría de ellos residen en la ciudad de México, ello conforme a la Gaceta Médica de México.

Foto: Pixabay.

Al Síndrome de Dificultad Respiratoria Aguda (SDRA) de los pacientes con coronavirus, se suman las secreciones y la inflamación del tejido pulmonar, por lo que no se inflan de manera correcta. Ello da pie a que el ventilador introduzca aire a una presión mayor a la normal, así como a un reto para el personal sanitario a cargo.

Igualmente, el hecho de que los pacientes tengan obesidad, diabetes, sobrepeso o hipertensión complica aún más la enfermedad. Siendo México un país rebasado por dichas epidemias, se reporta que los pacientes obesos tienden a morir de manera más rápida por el exceso de grasa que provoca que sus pulmones se compriman más y, por ende, que se expandan de manera natural.

Sin embargo, sin la asistencia ventilatoria, los órganos de este tipo de pacientes podrían colapsar al no existir intercambio de gases de manera adecuada y, con ello, faltaría oxígeno para el torrente sanguíneo.

Dentro de la actual problemática en el sistema de salud, se han intubado y ventilado mecánicamente a pacientes con permisos firmados por sus familias, al ser cada minuto valioso. En paralelo, también no sólo se habla de ventiladores, sino del equipo médico que los maneja, en los que existen factores primordiales que deben tener en cuenta como: el volumen del aire (oxígeno que entra a los pulmones), la frecuencia con la que lo hace, la Presión Positiva al Final de la Respiración (PEEP por sus siglas en inglés), más la fracción inspirada de oxígeno (FiO2).

Foto: Pixabay.

Los médicos calculan que dicho volumen a programarse desde el ventilador debe hacerse con base en la estatura del paciente, al encontrarse éstos en el espacio del tórax, de las costillas. En tanto que la PEEP, se calcula con el índice de masa corporal  del paciente.

Es riesgo de la ventilación mecánica consiste en el riesgo de desarrollar lesiones pulmonares; en un paciente crítico con COVID-19 las condiciones pulmonares exigen presiones muy altas, por lo que puede tener consecuencias en la salud de los pacientes si no se vigilan adecuadamente. Sólo puede disminuir si éstos son atendidos por médicos sumamente capacitados en ventilación mecánica, conocimiento que lleva años de práctica, además de conocer la anatomía del cuerpo y sus variantes.

Por si fuera poco, otro problema se suma a la falta de experiencia en materia de ventilación y éste reside en su programación, que en manos no expertas puede generar lesiones.

Foto: Pixabay.

¿Qué deben tener los ventiladores mecánicos para mantener con vida a un paciente?

Ello reside en celdas de oxígeno, electroválvulas e incluso un humidificador, que deben cumplir con los estándares de calidad  y la normatividad señalada por las autoridades sanitarias, además de mantener dichos estándares a lo largo de 15 días, es decir, el tiempo promedio que requiere un paciente con coronavirus para poder respirar de nuevo por cuenta propia. Sin embargo, las partes de un equipo de ventilación varían conforme a su fabricante y su método de diseño, en el que debe ser una constante el que cuente con humidificador, ya que éste calienta el aire tal cual lo haría la nariz.

También debe contar con un filtro antibacterial para evitar la difusión del virus por medio de los tubos que están conectados al paciente. En resumen, un equipo de ventilación puede ser altamente invasivo, por lo que si falla, es más probable que cause daños en lugar de beneficios.

Hasta el momento, el gobierno federal reconoce que la COVID-19 evidenció no sólo la importancia de fortalecer los sistemas públicos de salud, sino también que es impostergable atender el problema agudo que existe en materia de enfermedades crónicas, así como la importancia de emprender acciones que involucren a la ciencia de la mano de la comunicación.

*Puedes leer las dos publicaciones completas en el siguiente par de ligas: 1 y 2 de Animal Político.

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Encontrar lo extraordinario en lo ordinario puede ser un factor para enfrentar lo desconocido

Una época “tan única” como la que se vive, muy posiblemente requiera el contemplar las situaciones de manera diferente, especialmente cuando no existe ningún guión previo en un contexto marcado por el coronavirus

Dejar de asumir lo cotidiano como familiar, toma sentido cuando dentro de la misma experiencia existe una perspectiva de cómo lo vivimos. Esto significa quitarse las gafas de lo familiar y comenzar a usar las de “lo desconocido”, por supuesto como lo haría cualquier buen explorador, por partes, y no en su totalidad.

Dentro de ese contexto, la NYU Shangai es la primera universidad de investigación chino-estadounidense fundada en 2012 por la Universidad de Nueva York y la Universidad Normal del Este de China, con apoyo de la ciudad de Shangai y del distrito de Pudong. En dicha casa de estudios, el economista Adam Brandenburger es director del programa de Creatividad e Innovación, quien recomienda que es importante mirar al mundo de maneras diferentes a cómo las ven las demás personas, pues ello representa una forma de encontrar oportunidades en donde otros las pierden. 

Brandenburger enfatiza la relevancia de mirar lo que nos rodea de maneras que escapan a otras personas, ejercicio para el que recomienda la “desfamiliarización”, a fin de llegar al proceso de crear una continuidad distinta para que el flujo de perspectivas genere una nueva visión. Como buen docente y economista, Adam invita a que desfragmentemos el mundo en el campo que nos encontremos: las artes, los negocios, en casa, desde el colegio a fin de encontrar lo revolucionario y lo nuevo en cada uno de sus detalles. El académico también nos comparte una estupenda referencia en la que recuerda aquella vez en la que el famoso investigador Sherlock Holmes le dijo a Watson: “Tu ves, pero no observas”.

Foto: Pixabay.

Conforme a lo recomendado por Brandenburger, el esfuerzo no sólo reside en pensar, sino también en ver las situaciones de manera diferente y, con base en el contexto que se vive por la pandemia de la COVID-19, ello puede constituir uno de los caminos para hacer frente a esta experiencia para la que no existe guión previo. 

A lo largo de los últimos meses, el entorno contemporáneo se ha caracterizado por el aumento de la incertidumbre, misma que parece ser el común denominador de los estados mentales a nivel mundial, en los que la ansiedad, el miedo y el estrés son los dictadores mayormente identificados en la población afectada. Una época “tan única” como la que se vive, muy posiblemente requiera el encontrar lo extraordinario en lo ordinario como factor para enfrentar lo desconocido en un contexto marcado por el coronavirus.

Los pensamientos y sentimientos formarían entonces parte del reto y un arma para revertir los efectos de la incertidumbre, sus orígenes y derivados. Es entonces que el camino de observar las situaciones con ojos nuevos que comparte Brandenburger podría ser una oportunidad, sino mágica, sí gradual de cambiar las visiones, hábitos y experiencias en las que opera nuestro cerebro.

Foto: Pixabay.

En contraste, dentro de las escenas de racismo, clasismo y delincuencia policiaca que se han vivido en diferentes partes del mundo durante las últimas semanas, encontramos a Septima Clark, a quien Martin Luther King consideró como madre del movimiento de los derechos civiles en EEUU. Clark es conocida por combatir de manera pacífica la discriminación racial, así como por crear las Escuelas de Ciudadanía, no con el mero objetivo de que la población afroamericana contara con los conocimientos básicos como el saber leer o escribir e incluso empoderarse, sino para votar.

Katherine Mellen Charron, una de las biógrafas y especialistas sobre la vida de Clark, subrayó en entrevista para la BBC de Londres que las escuelas creadas por la educadora y activista ayudaron a cambiar por dentro a las personas que formaron parte de ellas, no porque éstas les dieran un discurso inspirador que les empujara a arriesgar sus vidas y sustentos, sino porque abordaban problemas de su vida cotidiana, ganando capacidad para hacer cambios dentro de ella.

Contar con una mente clara y decidida, especialmente en tiempos de caos, es un acto ya de por sí disruptivo, pues requiere de habilidades para colaborar y canalizar energías hacia el cuidado de los demás, incluso cuando la atención hacia uno mismo es ya el primer reto y tarea de transformación.

Foto: Pixabay.

¿Cómo has enfrentado tus miedos y experiencias? Charron señala que el cambio requiere tiempo y, especialmente, resistencia. 

Gabriela Estrada Espínola es licenciada en Comunicación por la Universidad Simón Bolívar y Maestra en Periodismo sobre Políticas Públicas por el Centro de Investigación y Docencia Económicas, CIDE. Ha colaborado en diversos medios y agencias de publicidad. Twitter: @GabaMaiden

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Cómo generar medidas emocionales de protección frente a la COVID-19

Cuando los sistemas de salud están enfocados en el coronavirus en lo respectivo a presupuesto, recursos materiales y humanos, hacer frente a la salud mental necesita de su reorientación con énfasis en la prevención

El pasado viernes 29 de mayo de 2020, Elmer Huerta, oncólogo, especialista en salud pública y comunicador en salud peruano impartió una charla web en la que abordó en estado de los sistemas de salud en América Latina a través de la Fundación Gabbo.

El también colaborador en temas médicos para CNN en Español explicó que los sistemas de salud son métodos por los cuales la atención médica se financia, se organiza y se entrega a una población, es decir, incluyen accesos que delimitan quiénes los tienen y si son sistemas parejos. Ello se refleja a través del tipo de servicios e instalaciones médicas que ofrecen los gobiernos y, especialmente se define por la cultura e historia de cada país.

Huerta puso como ejemplo el caso de EEUU, país al que clasifica de individualista por ir en contra de la reorientación de su sistema de salud hacia uno de corte preventivo, como el que impulsó en su momento el Obama Care, pues la ciudadanía en su mayoría se opuso a  pagar impuestos para cubrir la salud de otros que no fueran los suyos, motivo por el que hoy tal sistema está siendo desmantelado en el país vecino.

Conforme al oncólogo, y con datos basados en el Banco Mundial, son Cuba (11.71%), Brasil (9.4%) y Uruguay (9.3%) los países latinoamericanos que destinan un mayor porcentaje de su Producto Interno Bruto (PIB) a la salud; en contraste, México sólo dirige un 5.2% a dicha categoría. En resumen, los sistemas de salud habrían de cuidar de las personas, sin embargo, ello no da réditos en materia política, de serlo, si fuese medible, ello se reflejaría en satisfacción, estados positivos y estados afectivos deseables en la ciudadanía y no en lo que vemos ahora en su mayoría: sistemas de salud en los que los tomadores de decisión observan como único resultado útil aquel en el que la salud es medible.

Cuando los servicios preventivos de salud mental parecen más complejos de cuantificar al no dar réditos inmediatos en materia política, vemos que lo social tiene que ver mucho con la pandemia y que 630 millones de personas en América Latina y el Caribe representan el 30% de la población que no tiene acceso a servicios de salud por problemas geográficos o de ingresos, ello conforme a la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Ante tal escenario, el mejor camino podría apuntar hacia la proactividad, es decir, buscar métodos que en medida de lo posible permeen la falta de protección preventiva, aquella que como se mencionó en líneas anteriores, puede generar estados de satisfacción, estados positivos, mejores estados afectivos y deseables en las personas. 

Foto: Pixabay.

La falta de un guión para enfrentar al coronavirus, en este caso conforme a los síntomas emocionales que produce, nos ofrece un espacio de creatividad para generarnos y compartir herramientas de adaptación y negociación de espacios, en el que los cuidados básicos tomen en cuenta las características de una crisis:

  • Falta de productividad
  • Reducción de autoestima
  • Comparación con personas o ambientes pares en cuanto a herramientas para enfrentar la crisis
  • Dependencia
  • Cambios en la alimentación o en el sueño

El encierro que implica la pandemia y la búsqueda de oportunidades en un ambiente adverso (en apariencia), da la sensación de pérdida de control, haciéndonos más susceptibles. Sin embargo, el mantener actividades habituales y/o lúdicas (como el pintar, hacer ejercicio o realizar alguna actividad de la que se disfrute y que sea alterna a las tareas diarias), puede formar parte de los factores para generar mejores espacios tanto individuales como compartidos. 

Foto: Pixabay.

Yahira Guzmán, Psiquiatra y directora de profesores e investigación de la Facultad de Medicina de la Sabana en Colombia, así como Víctor García, director de la maestría en Periodismo y Comunicación Digital de la misma casa de estudios, impartieron también al cierre de la semana pasada un taller sobre salud mental gracias a la Red Mexicana de Periodistas de Ciencia, The Carter Center y la Fundación Gabbo.

Con base en las medidas emocionales de protección frente a la COVID-19 que compartieron los especialistas, se puede resumir que las relaciones interpersonales ante el estrés y sobre el rendimiento laboral se ven envueltas en:

  • El miedo a ser despedidos
  • Las grandes exigencias de los centros de trabajo que han aumentado durante la pandemia en cuanto a capacidad de respuesta
  • Los estados y herramientas emocionales para llevar una vida personal equilibrada
Foto: Pixabay.

En conclusión, para contar con un bienestar afectivo e interacciones positivas en un contexto nuevo para todos y trabajar sobre la angustia, los problemas en casa, de sueño y resultados poco satisfactorios, Guzmán y García recomendaron:

  • Establecer prioridades (haciendo uso de agendas y cronogramas de actividades)
  • En la expresión emocional tener claridad de cuáles son las dificultades reales 
  • Contar con medidas de higiene del sueño (buenas condiciones para dormir)
  • Tener el mente la justa medida de hasta dónde llegar, cuándo parar y respirar
  • Ser y saber que es bueno en lo que se hace, sin querer controlarlo todo
  • Saber reconocer las propias emociones generadas por trabajo, por personas o por incidentes

Gabriela Estrada Espínola es licenciada en Comunicación por la Universidad Simón Bolívar y Maestra en Periodismo sobre Políticas Públicas por el Centro de Investigación y Docencia Económicas, CIDE. Ha colaborado en diversos medios y agencias de publicidad. Twitter: @GabaMaiden

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Los gobiernos a nivel mundial sólo destinan 2% de su presupuesto a la salud mental

Conforme al secretario general de la ONU, António Guterres, las consecuencias de no atender dicho sector equivalen a gastos de más de un billón de dólares anuales, por lo que recomienda implementar estrategias de salud mental que contrarresten a la COVID-19

La pandemia ha cambiado en esencia a diferentes sectores como lo es el de la ciencia, en el que como lo ha señalado la revista The Economist, “se va cosechando del torbellino” apostando quizá porque a largo plazo cambie la manera en cómo ésta se publica permanente. 

Casi lo mismo aplica para el sector alimenticio que, a nivel mundial y a lo largo de las décadas, ha ido mostrando una gran interdependencia derivada de la conectividad; conforme a ello, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés) señala que el coronavirus está afectando a los sistemas alimentarios mundiales, causando a su vez problemas en las cadenas de valor agrícolas a nivel regional, lo cual presenta riesgos para la seguridad alimentaria de los hogares. 

Sin embargo, un punto a favor es que, hasta el momento, no existe evidencia de que la COVID-19 pueda ser transmitida a través de la comida, aunque a raíz de las reglas de distanciamiento social, otro de los sectores agudamente dañados en materia económica lo ha sido el restaurantero del que la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac) asegura que se podrían perder 300 mil empleos formales e informales de no existir incentivos para dicha industria.

Foto: Pixabay.

En lo relativo a la ciencia, de nueva cuenta The Economist comenta que el incremento de papers especializados en la investigación del SARS-COV-2 (coronavirus), se ha visto reflejado en más de 7,000 documentos que van de la virología hasta la epidemiología; respecto del sector alimenticio, específicamente en la cancha de los reguladores de seguridad alimentaria, la FAO asegura que se está velando por mantener a todos los trabajadores de las cadenas de producción y de suministro en un ambiente seguro y estable, pues éste es básico para evitar la escasez de alimentos.

Inocuidad alimentaria, que le dicen y que se refiere a las condiciones prácticas que preservan la calidad de los alimentos para prevenir la contaminación y las enfermedades transmitidas por el consumo de comida. En ésta trabajan la FAO y la Organización Mundial de la Salud (OMS) desarrollando orientaciones políticas en diferentes aspectos y con base en el contexto que se vive por la COVID-19.

A pesar de ello, el problema que ha persistido incluso antes de que la pandemia fuera el monotema de conversación dentro de cada uno de nuestros círculos es el de la salud mental del que conforme a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) existe un aumento en los suicidios, las adicciones y del estrés, así como de la ansiedad y de la depresión debido a la pandemia. António Guterres, secretario general de la ONU en días pasados hizo un llamado a ayudar a a adultos mayores y a adolescentes pues éstos son los que más sufren del confinamiento que requiere el combate al virus.

Foto: Pixabay.

Hablando en cifras monetarias, Guterres señaló que además de la huella e incidencia negativa que tiene la COVID-19 en la salud mental, tanto la depresión como la ansiedad implican gastos de más de un billón de dólares anuales, motivo por el que ha alentado a los gobiernos del mundo a implementar estrategias de salud mental que contrarresten el impacto del coronavirus, pues este rubro sólo recibe el 2% de apoyo por parte de las autoridades competentes en la materia.

Crisis de ansiedad, depresión y angustia pueden agudizarse por el encierro que exige el combate a la pandemia, datos que la Secretaría de Salud ha documentado que existe un alza de 35 por ciento. El pasado 20 de mayo se celebró el Día del Psicólogo, en medio de una crisis de salud mental que deja ver un sin fin de fauces que no se originaron, sino que se desvelaron e incrementaron ante la crisis de coronavirus.

Respecto de la solución a dicha problemática, también han surgido iniciativas como “Cuida Tu mente” del Tec de Monterrey, que cuenta con un sitio abierto al público, así como con una línea abierta las 24 horas (800 813 9500) a fin de lidiar con el estrés y con las emociones que se acentúan en medio de la cuarentena.

Foto: Pixabay.

Igualmente, para aquellas personas que han perdido a un familiar a razón de la COVID-19, existe el portal Bordando Memorias desde el Corazón, que también cuenta con opciones de apoyo psicológico gratuito a través de Locatel, la Línea de Atención Psicológica Call Center UNAM, 911 Emergencias. Básicamente es un espacio de consuelo en el que también se pueden recibir textos, insertar fotografías o subir la música favorita de la persona fallecida a fin de promover la memoria familiar y compartir sus vivencias ante la imposibilidad de realizar actos funerarios debido a la contingencia sanitaria. 

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Amor y tecnología: decir adiós en medio de la contingencia sanitaria

Aunque la globalización ha hecho del mundo un lugar hiperconectado, en los mejores casos, la tecnología nos ha acercado, especialmente cuando no hemos podido abrazarnos

Encontrar alegría en medio de la pandemia pareciera una tarea de locos, sin embargo es una actividad que apela al amor y al cuidado de la salud mental propia. La cosa parece empeorar cuando a la mitad de todas esas circunstancias que constituyen el caos, un ser querido se va y comenzamos a preguntarnos cómo y de dónde podemos tomar más fuerza para seguir adelante a través de la incertidumbre y del frío en el corazón.

Adaptarse como camaleones a las circunstancias puede incluso hacer que podamos abrazarnos de nuevo con más fuerza y, parte de ello, lo podemos lograr hoy a través de la tecnología. Cuando las mañanas entre semana se vuelven un maratón de juntas ejecutivas vía Zoom y sólo logramos ir por un vaso con agua para poder hablar sin que la voz o la mirada se nos torne como la del protagonista de El Padrino, también llegan los días de pausa en los que podemos descansar. Incluso llegan aquellos que no queríamos tomar, porque sabíamos que iban a rompernos el corazón con la partida de un ser querido.

Sin embargo, es cuando las herramientas tecnológicas dejan de torturarnos para acercarnos a aquellos que quisiéramos abrazar y que debido a la contingencia sanitaria o a las grandes distancias, no podemos ver de frente. Esta semana partió mi prima hermana Laura, quien siempre fue más mi hermana que mi prima; ella tenía capacidades diferentes y, algo que la hacía única era su gran inocencia, su embriagante sinceridad y su ingenio para hacer reír a los demás con sus ocurrencias.

Foto: Pixabay.

Todo pasó durante la contingencia, por lo que era doloroso el no poder abrazarnos entre familiares, amigos y parejas, al tiempo que nos veíamos sufrir, pues Chonita (como le llamábamos de cariño a Laura) había luchado por meses contra un cáncer muy agresivo.

Al breve correr de los días, se organizaron dentro de la familia sesiones de Zoom en honor a ella, a fin de que, en sana distancia, oráramos por su descanso, al tiempo que se compartían anécdotas de las miles de ocasiones que nos hizo feliz y en las que también fue inmensamente amada por cada uno de nosotros. Cámaras chuecas, ruidos de cables, la toma de una tía fumando un cigarro mientras trataba de que su celular no se cayera e interrupciones entre las pláticas de quien en ese momento hablaba fueron parte de una nueva forma de encontrarnos, de decir adiós en medio de la contingencia. Una combinación de amor y tecnología que nos acercó cuando no podíamos hacerlo.

Cuando el nuevo escenario de la COVID-19 ha empujado a que gobiernos y sociedades tomen medidas urgentes en rápida implementación de políticas públicas, que en los mejores casos logren impactar de manera positiva diferentes campos de la vida en el mundo, nosotros como personas tenemos la tarea de cuidarnos, de abrazarnos, no sólo como una muestra de afecto y cercanía, sino también con el objetivo de poner un límite a los impactos de la pandemia en nuestros cuerpos y estados mentales.

Foto: Pixabay.

Contrarrestar el aislamiento, más que radicar en la cursilería, apela a la empatía, así como a la apertura ante aquellos en quienes confiamos a fin de facilitarnos el amor y la existencia, especialmente en los momentos que parecieran ser los más abismales.

Hoy fue una gran iniciativa el organizar una reunión en Zoom para facilitar el funcionamiento del sistema familiar, mañana lo puede ser el tomar las medidas suficientes y necesarias que nos permitan diagnosticar y prevenir todas aquellas carencias y ausencias que se han marcado por el distanciamiento social.

Gabriela Estrada Espínola es licenciada en Comunicación por la Universidad Simón Bolívar y Maestra en Periodismo sobre Políticas Públicas por el Centro de Investigación y Docencia Económicas, CIDE. Ha colaborado en diversos medios y agencias de publicidad. Twitter: @GabaMaiden

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Vivir el presente como fórmula para salir del miedo, incertidumbre, ansiedad e insomnio

Higiene del sueño, ejercicio, tomar un poco de aire fresco, así como apelar por datos y objetivos y claros, son apuntados por especialistas en salud mental como factores de equilibrio y bienestar, incluso en situaciones complejas

En medio del autoconfinamiento por la COVID-19, las comunidades afectadas y ubicadas en diferentes partes del mundo se han enfrentado a episodios de incertidumbre y de miedo generados del no saber cómo serán sus vidas cuando llegue el fin de la contingencia en su región y si ello dejará paso para que puedan vivir de manera digna de la mano de sus seres queridos.

Durante el último par de semanas, las conversaciones parecen haber sido orquestadas por tres factores: incertidumbre, ansiedad y miedo. Y no es para menos, cuando parecieran existir pocos elementos que apunten lo contrario. El insomnio y las pesadillas aparecen como las costras de los sentimientos y pesares que el cuerpo guarda inconsciente o conscientemente y que, en definitiva, van dejando señales a las que se pide el poner atención a fin de evitar el que crezcan y nos invaliden emocionalmente.

Afortunadamente, podemos contar con la experiencia de los países que ya pasaron por la crisis de coronavirus en la que se vive actualmente en México, consideraciones de las que podemos echar mano para nuestro favor y el de nuestras comunidades.

Respecto del insomnio y de las pesadillas que parecen rondar cada palmo de las conciencias los últimos días,  Begoña Giner Montagud, psicóloga del Hospital IMED de Gandia en Valencia, España, comentó en entrevista para el sitio web “La Provincia” que el confinamiento en casa derivado de la pandemia comienza a notarse no sólo en nuestros cuerpos, sino también en nuestros mensajes de Whatsapp.

Seguramente algunos lo han notado en alguna llamada o en varios mensajes de texto vertidos entre familiares, amigos y grupos de redes sociales entre los que los temas recurrentes son las pesadillas y el insomnio, así como la correspondiente lista de preocupaciones que genera el paro casi total de actividades y sus posibles consecuencias en la vida de cada uno.

Sin embargo, la dificultad para conciliar el sueño e incluso el sortear de la mejor manera las pesadillas que surgen en estos días, es señalada por Giner Montagud como una alta tendencia a anticiparnos al futuro y la correspondiente ansiedad que esos pensamientos generan en el cuerpo y en el entorno. La psicóloga también afirma que la ansiedad es una percepción totalmente subjetiva que clasificamos como amenaza.

Por ello, para combatir al insomnio y a la ansiedad Giner recomienda el ejercicio, retomar algún hobbie del pasado y, en los mejores casos, organizar videollamadas con amigos y gente cercana para echar unas buenas risas, al tiempo que se empatiza con ellos; reconectar con las emociones de los otros transmite comprensión y por ende, puede ayudar a aliviar los estados de ansiedad y de preocupación constante, señala Giner Montagud.

Por supuesto que la especialista sugiere que cada persona lleve a cabo ejercicios diferentes a fin de encontrar los que le hagan sentir bienestar, en los que contar con la organización de rutinas diarias puede ser antídoto para lograr la sensación de vuelta a la normalidad, una reducción considerable de la ansiedad y la conciliación del sueño.

Lo primordial es el generar ambientes de relajación, en el que el uso de pastillas para dormir sólo quede a consideración de un especialista  que pueda diagnosticar el tratamiento correspondiente. Begoña Giner comenta que hay que pasar cuatro semanas sin descanso o buena conciliación del sueño para considerar el visitar a un médico.

Previo a ello, la especialista apunta como estupendos beneficiarios del sueño:

  • La higiene del sueño (dormir en un ambiente agradable y relajarse antes)
  • Hacer uso de las fuentes que existen en Youtube
  • Música relajante, especialmente para quienes conviven con varios menores de edad en casa
  • Ejercicio
  • Recuperar hábitos que generen tranquilidad
  • Procurar el descansar lo suficiente y ocupar el tiempo libre

Finalmente el recordar que la inactividad, sumada al no poder desconectarse del ambiente laboral que en estos días se funde con lo doméstico, puede el generar que el estado de ánimo se vea alterado, como lo señaló en entrevista para la BBC, Patricia Barato Salvador, psicóloga clínica y coordinadora de proyectos de BH Bienestar, red de expertos en cuidado emocional dentro de las organizaciones.

Ante el autoconfinamiento y la fusión de ambientes en casa, los especialistas recomiendan el limitar la cantidad de noticias que se consumen para evitar la ansiedad que éstas pueden generar en medio de una cobertura nueva para todos los medios.

Con base en lo anterior, elegir fuentes o medios de comunicación confiables, que destaquen por la corroboración de datos y del cuidado de su audiencia a través de contenido de calidad y de valor. Por consecuencia, también contar con descansos de las redes sociales.

Foto: Pixabay/ LoboStudio Hamburg.

Lidiar con pensamiento negativos como el posible riesgo de contagio, pérdida de trabajo, de negocio o de un año entero, generan la incertidumbre de la que se ha venido hablando, misma que resta bienestar y un buen patrón de sueño.

Siendo que son situaciones que no han ocurrido, vivir el presente sin ansiedad, puede constituir la fórmula para salir del miedo y de la incertidumbre, tareas en las que Patricia Barato nos recuerda que concentrarnos en lo que estamos haciendo (estar en casa, tener comida, que mantenemos el trabajo) requiere lograr una regulación, una reestructuración cognitiva, lo que equivale a datos objetivos y reales.

Más allá de un pensamiento positivo, se trata de ser realistas para evitar el miedo (con datos y objetivos reales) y claro, recordar el mantener una rutina, tomar un poco de sol y aire fresco, olvidar las preocupaciones cuando se va a la cama, hacer ejercicio, meditar, relajarse y evitar el dormir tarde viendo redes  series.

En Sucursal Fauces, la salud mental pública es base de sus acciones, por lo que hoy comparte el número de la Brigada Nacional de Atención Psicoemocional a Distancia por COVID-19, misma que forma parte de Psicólogos Sin Fronteras y del Centro de Intervención en Crisis: 55 85 26 18 59 (sin costo) con un horario de Lunes a Domingo de 8:00 a 20:00 horas.

Para comentarios o sugerencias en relación a las publicaciones de Fauces, cuenta con este correo: sfauces@gmail.com 

Gabriela Estrada Espínola es licenciada en Comunicación por la Universidad Simón Bolívar y Maestra en Periodismo sobre Políticas Públicas por el Centro de Investigación y Docencia Económicas, CIDE. Ha colaborado en diversos medios y agencias de publicidad. Twitter: @GabaMaiden

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El periodismo y su influencia en la salud mental de los adultos mayores ante la cobertura de la COVID-19

Como parte de la población en riesgo frente al coronavirus, los adultos mayores tienen el derecho de contar con medios de comunicación que los mantengan informados sin descuidar su estabilidad emocional

Cuidar de los adultos de la tercera edad forma parte del trabajo de los profesionales de la información, para quienes a lo largo de la pandemia de coronavirus y en materia de cobertura, muchas ocasiones el periodismo pareciera vivir un momento monotemático: mayormente se habla de la COVID-19 y de sus impactos negativos a través de estudios y de estadísticas.

Sin embargo, detrás del periodismo debe existir un gran trabajo de corroboración de fuentes, de compartir experiencias y mejores prácticas en las que editores, reporteros y jefes de información compartan sus relatos de cobertura como ya lo han hecho profesionales de la comunicación radicados en Asia, Europa y en América Latina.

Sana distancia, mínimo contacto y coberturas en medio de la pandemia son grandes retos a los que se enfrenta la industria periodística. Quienes trabajan en ella lo hacen a través del cambio constante en las noticias y tratando de valerse de un periodismo ético y responsable, que mantenga la credibilidad de la audiencia hacia la que van dirigidos, manteniendo la confianza de los lectores en el minuto a minuto.

La periodista Martha Ramos de El Sol de México en el podcast “El Reto del COVID-19 para medios y periodistas”, hace énfasis sobre los sectores que, frente al virus, conforman los primeros flancos de atención por el nivel de importancia que tienen para la sociedad; el sector médico obviamente es el que ocupa el primer lugar de atención a la población frente a la pandemia; el segundo, el área de servicios, como lo es la seguridad pública y en tercer lugar, los medios informativos al ser portavoces de cada gobierno en una situación como la que se vive actualmente en materia de salud pública a nivel mundial.

Ramos comenta en relación al tema, que las coberturas sobre coronavirus invitan a guardar la calma, a quedarse en casa, a seguir las instrucciones (por supuesto que habla de los mejores casos), aunque se sabe también de los medios que apuestan por el alarmismo para hacerse de audiencia, arriesgando su credibilidad al hacer difusión de noticias falsas o fake news, y a los que hay que mantener en la mira, a fin de prevenir a los adultos mayores para que los eviten, pues sólo les generan angustia a través de información sensacionalista y falta de pruebas científicas.

El hecho de citar un artículo académico, no lo es todo, especialmente cuando se usa de manera tendenciosa a través de títulos alarmistas, que claramente apuestan por más vistas en redes sociales, pero no por dar un buen servicio informativo.

Sin embargo, tomando como perspectiva las mejores prácticas de medios (porque las hay), sin éstas, los gobiernos no contarían con portavoces, ya no digamos con los recursos y el impacto para difundir los comunicados de la Organización Mundial de la Salud (OMS) o las medidas que promueve cada gobierno en relación al coronavirus.

Los medios de comunicación y los periodistas comprometidos ofrecen contrastes en la información, a fin de que los tomadores de decisión cuenten también con las historias de cómo la población vive sus encierros, es decir, cómo sobreviven con sus hijos en casa, qué medidas están tomando, si sus familiares se encuentran bien o si los servicios de salud pública han sido insuficientes para atenderles.

Foto: Pixabay

La importancia de los periodistas en la vida pública de cada país, además del uso de los mejores recursos para combatir a la desinformación, debe valerse de la sensibilidad, pues aunque se recomienda que la mayor parte de la población se mantenga en casa, no todas las personas cuentan con ese privilegio.

La cobertura del virus por parte de los medios de comunicación exige cubrirlo de manera responsable, considerando siempre alternativas para difundirlo mientras se informa y se apoya a la sociedad.

Si su periodista de cabecera o medio de información está haciendo todo eso por ustedes, seguramente también está cuidando de la salud y paz mental de los adultos mayores que forman parte de sus vidas.

Gabriela Estrada Espínola es licenciada en Comunicación por la Universidad Simón Bolívar y Maestra en Periodismo sobre Políticas Públicas por el Centro de Investigación y Docencia Económicas, CIDE. Ha colaborado en diversos medios y agencias de publicidad. Twitter: @GabaMaiden

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Las vulnerabilidades y amenazas podrían ser herramientas de ayuda para salir de las crisis

La COVID-19, de alguna manera ha venido a cambiar las formas en la que empresas e individuos se desarrollan, compiten, interactúan y se ayudan entre ellos, situación que podemos capitalizar a favor de todos

Amenaza y vulnerabilidad, dos aspectos que se ven dimensionados de manera distinta de frente a la pandemia y, que de manera directa, tienen un impacto distinto en cada una de las personas no sólo a nivel psicológico, sino también en lo económico y lo biológico.

Conforme a la Organización Panamericana de la Salud (PAHO por sus siglas en inglés) cuando la epidemia de gripe H5N1 afectó al mundo, quien entonces era su director, el Doctor Lee Jong-wook previno al Consejo Directivo de la PAHO sobre el riesgo de no tomar en serio la amenaza de la pandemia de la gripe aviar, pues el no prepararse tendría consecuencias complicadas. En aquel entonces, Lee Jong-wook hizo énfasis en que una pandemia mundial “no puede encontrar a ningún gobierno desprevenido”.

De nuevo la amenaza y la vulnerabilidad se regresan como bumerangs, especialmente cuando las comunidades no se ven atendidas por sus gobiernos al ser estos sobrepasados por la magnitud e implicaciones del virus entre la población o, en casos peores, ante su propia indolencia. 

Foto: Vía Pixabay/ Sumanley xulx

En ese sentido, en México el domingo 5 de abril se anunciará el plan de acción del gobierno ante la COVID-19, del que se adelantó que incluirá propuestas de salud, economía y empleo; ello puede desvelar qué tan bien o pobremente está preparado para enfrentar a la pandemia en los planos que señala. Se sabrá qué tipo de seguimiento y monitoreo han hecho y si la evaluación puede medir bien los impactos que se esperan en políticas públicas.

A pesar de ello, la sacudida que el virus implica en nuestras vidas no se le puede confiar a un gobierno o a una instancia del todo. Sí, han de cumplir con sus obligaciones y por cuenta nuestra habremos de exigirles lo que corresponde, pero de nueva cuenta cuando las pérdidas pueden tener efectos diferenciados sobre los diferentes grupos poblacionales como lo señala la PAHO conforme a la experiencia de 2014, una opción viable es al menos el comenzar a pelotear nuevas ideas de cómo adecuarse al “nuevo” entorno reestructurando nuestros modos de vida como lo han hecho ya otras especies.

La COVID-19, de alguna manera ha venido a cambiar las formas en la que empresas e individuos se desarrollan, compiten, interactúan y se ayudan entre ellos, exigiendo a la par nuevas garantías en los planos de la salud, la economía, el trabajo y el bienestar. Parte del pensar el cómo capitalizarlo, habrá de estar en función de los dos factores que comentábamos al principio: la vulnerabilidad y la amenaza.

Foto: Vía Pixabay/ Skkiterphoto

Con la amenaza, porque es producto de la interacción con las condiciones externas, mientras que la vulnerabilidad  se genera de las condiciones internas de cada persona. En el plano de la salud mental, tal riesgo psicosocial, por supuesto también se relaciona con otros como lo pueden ser aquellos en materia sanitaria, económica, ambiental, laboral, etc.

Otro aporte de la PAHO en relación al registro de la experiencia epidemiológica de 2014, nos dice que reconocer las diferencias de vulnerabilidad de los distintos grupos poblacionales basándonos en el género, la edad y el nivel socioeconómico puede sumar un factor que nos ayude a conocer de qué manera la pandemia está impactando en la salud mental conforme a los recursos de cada persona y su capacidad de acceder a servicios médicos; observar cómo se han tenido que organizar los nuevos grupos de trabajo conforme al contexto del coronavirus y, por supuesto, detectar a los más vulnerables, aquellos a los que reconstruir sus vidas no les será tan fácil y que necesitarán apoyo social tras la COVID-19, habrían de ser parte de las tareas de reorganización en el planteamiento de nuevos modelos.

¿Qué efectos observas en tu entorno o en tu comunidad? Será de gran ayuda saberlo a fin de desarrollar temas que incidan y puedan ayudarte a ti y a tu círculo cercano.

Escríbenos a: sfauces@gmail.com 

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Cómo vivir los procesos de transformación en crisis

Mantener una actitud optimista y objetiva al gestionar nuestro estrés y bienestar psicosocial desata modos de supervivencia y cambios de mentalidad que nos ponen a prueba

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) a través de su agencia de noticias, señala que ante las medidas necesarias para erradicar el contagio de coronavirus a nivel mundial, pueden generarse emociones de ansiedad, estrés, miedo e incluso preocupación por vivir un periodo de soledad extendido.

Tomar el control de las emociones, al tiempo que se confrontan situaciones complejas, en ocasiones, podría alimentar el estrés que se vive dentro del contexto que vivimos de frente al COVID-19, en lugar de mantener y de transmitir una actitud optimista y objetiva al gestionarlo.

Es entonces que vivir los procesos de transformación en crisis toma diferentes tonalidades que, incluso antes por falta de oportunidad no se tomaron y que actualmente podrían estar llamando a nuestras puertas de manera insistente. En ese sentido, la ONU apunta que es natural el sentirnos estresados, ansiosos e incluso temerosos o afligidos.

Ilustración: Vía Pixabay/ Facebook mohamed_hassan

Incluso, Tedros Adhanom Gebreyesus, director general de la Organización de las Naciones Unidas compartió recientemente que: “La vida está cambiando radicalmente para muchas personas y que su familia no es la excepción, pues su hijas toma sus clases en línea desde que su escuela tuvo que cerrar. Que en estos momentos difíciles es importante seguir cuidando la salud física y mental, la que no sólo ayudará a largo plazo, sino también a combatir al coronavirus.

Por ello, vivir los procesos de transformación en crisis, requiere de varios factores y, uno de ellos,  es la alimentación emocional, es decir, lo que ofrecemos a nuestra mente como energético para seguir adelante, como lo pueden ser las fuentes que elegimos para informarnos, en las que será primordial el que éstas sean de confianza, además de que éstas eviten el sensacionalismo y la ausencia de corroboración de sus orígenes, situación que se vuelve propicia para la difusión del miedo y la confusión a través de cadenas de whatsapp que no cuentan con ningún otro sustento que el que están dentro de una red, sin verificación.

El estar informados, especialmente en el contexto que se vive a nivel mundial, es primordial y acompañarlo de fuentes confiables, además de certeras, forma parte de cuidar de la salud mental no sólo propia, sino también colectiva. Es un proceso que, cuidado, se vuelve virtuoso y alimenta una salud mental que se transforma de la mejor manera, incluso en momentos de crisis, un gran filtro para eliminar las noticias falsas o fake news y con ellas, la ansiedad innecesaria.

Foto: Vía Piaxabay/ Facebook brenkee

Otro indicador de cómo se pueden estar viviendo los procesos de transformación en crisis es nuestro cuerpo a través de las emociones que, por décadas han quedado por debajo de los malestares físicos para los que siempre se tiene lista una pastilla e incluso un médico para atenderlos. Los termómetros emocionales se manifiestan entonces a través de lo físico, dando aviso de la temperatura mental, de cómo se están afrontando las situaciones y cómo este tipo de respuestas pueden estar indicando el camino a seguir en los procesos de transformación que quizá estemos pasando por alto, en medio de una crisis.

El potencial y la capacidad de transformación en crisis es un reto a salir de lo conocido en los que el capital psicológico positivo se vuelve oro molido al compensar los sesgos negativos. La motivación se vuelve entonces una práctica personal y colectiva. ¿Cuál es la tuya?

Foto: Vía Pixabay/ Instagram Polifoto / Gennaro Leonardi

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